El segundo era la basílica de San Isidoro, la Capilla Sixtina del románico español, donde se conservan las reliquias de este santo sevillano, otro conocido matamoros, traídas a este panteón desde Sevilla por Fernando I. Y para completar el catálogo, el Hostal de San Marcos, antiguo hospital de peregrinos a la salida de la ciudad, levantado con los esfuerzos de la Orden de Santiago en 1513, dentro del mejor estilo plateresco del Renacimiento español.
A partir de León, las estepas castellano-leonesas remiten y el paisaje cambia de nuevo de vestuario. La piel del Camino se arruga en los montes de León, en cuya cima existe una cruz de hierro marcando el punto más alto de toda la ruta jacobea.
La provincia leonesa guarda aún varios tesoros para quienes transitan hacia Compostela. Astorga es un final de etapa obligado donde deleitarse con su catedral, sus murallas y el palacio que Gaudí levantó como sede episcopal. En medio, en una hoya rodeada de montañas por los cuatro costados, dormita el Bierzo, comarca singular liderada por dos polos influyentes, Ponferrada en un extremo y Villafranca del Bierzo en el otro.
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 Palacio Episcopal de Astorga, construido por Gaudí. |
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