Burgos no nació para el Camino, pero creció con él «y gracias a él», hasta convertirse en la gran referencia castellana para quienes caminaban hacia Santiago. La creación del Reino de Castilla a principios del siglo XI y el traslado de la diócesis de Oca hasta Burgos en 1705 le dieron el impulso definitivo.
Desde entonces, Burgos ha engordado al amparo de las agujas góticas de su catedral, uno de los ejemplos punteros de ese nuevo estilo arquitectónico que los monjes del Císter introdujeron en España amparados, una vez más, por el trasiego innovador del Camino de Santiago.
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Catedral de Burgos. |