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BELENES
DE SIEMPRE
San Francisco de Asís representó el primer Pesebre viviente,
hace más de siete siglos. Lo armó en una pequeña iglesia con personas y
animales reales y, desde entonces, gracias a la colonización de los frailes
franciscanos, la Natividad se representa en la escultura, en la pintura
y en las escenas cotidianas de millones de hogares, oficinas, escuelas y
templos del mundo.
La configuración plástica del Nacimiento llegó a su máximo esplendor en
los siglos XVIII, XIX y XX cuando, el ámbito de lo religioso queda desbordado
por la reproducción, al detalle, de la vida popular y cotidiana. El mercado,
los vendedores, los mendigos, el mundo gremial, el pastoreo, los animales,
los instrumentos musicales, las ropas, la fantasía, los ángeles, los Magos…
Todos ellos coinciden, en un paisaje inexistente, y construyen un pueblo:
Belén.
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