Cocina Ext.

Vinos blancos: más allá del 'Rueda' y del 'Albariño'

España cuenta hoy día con una gran variedad de blancos de gran categoría. Le proponemos un recorrido por algunos de los mejores, desde los más clásicos a los más innovadores.

El abanico de vinos blancos es hoy en España realmente amplio y con una calidad excepcional echando por tierra el viejo y desfasado dicho que asegura que 'el mejor blanco es un tinto'.


Aunque se considere a España como un país productor principalmente de vinos tintos, no siempre fue así. Hubo un tiempo en el que incluso en Rioja los vinos blancos eran más valorados y se producían en mayor cantidad porque se los suponía más refinados que los rústicos ‘tintorros’. Pero de esto ha pasado ya mucho tiempo (fue en los siglos XVII y XVIII), tanto como para que muchos ya se hayan acostumbrado a aquella falsa sentencia según la cual 'el mejor blanco es un tinto'.

Hoy, por suerte, el viento vuelve a cambiar de dirección. Y en la revolución vinícola española el blanco vuelve a cobrar protagonismo. Una tendencia que queda reflejada en las principales guías especializadas tanto españolas como extranjeras. Si antes sólo figuraban en ellas un puñado de vinos blancos (principalmente, elaborados con chardonnay y verdejo y marcados por la fermentación en barrica), ahora el conjunto de caldos blancos es mucho mayor y más diverso.

Y lo mejor es que estos vinos no son todos de una sola región o una misma variedad de uvas. Hay de todo, desde suntuosos chardonnay aragoneses de escasa producción y precio prohibitivo; verdejos de Rueda que apuestan por una crianza en roble según el modelo borgoñón; albariños frescos y florales; godellos –la gran revelación de los blancos gallegos, procedentes de la D.O. Valdeorras–; además de elegantes riojanos, que demuestran el potencial de las variedades viura y garnacha blanca.

El panorama, si se quiere, es aún más alentador, porque hay muchos más vinos por descubrir en esta nueva España blanca: catalanes que explotan la riqueza de la uva xarello; txacolís de nueva generación con una calidad nunca antes alcanzada; inesperados blancos del Bierzo; potentes vinos manchegos que dan protagonismo a la poco explorada variedad viognier, procedente del Ródano francés…

Por lo visto, los bodegueros españoles se han lanzado definitivamente a la elaboración de blancos de categoría, experimentando con variedades autóctonas y foráneas y ensayando vinificaciones y crianzas más apropiadas. Ahora es el turno del consumidor, el único que tiene la última palabra a la hora de consolidar la tendencia y proclamar que en España hay algo más que ruedas y albariños fragantes y 'sencillitos'.

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