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No todos los quesos encuentran su mejor maridaje en los vinos tintos. Así por ejemplo, los azules combinan mejor con los caldos dulces generosos.
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Blanco para el pescado y tinto para el queso y el jamón
Tampoco es cierto. O, al menos, no siempre. Por ejemplo, en el caso de los quesos, dependerá del tipo o variedad. Así, los tintos ligeros y afrutados son perfectos, por ejemplo, con el camenbert. Con los quesos de cabra, vinos blancos, pero la elección no es tan sencilla: si es un queso fresco, vinos blancos del año; si es de mayor curación, blancos con cuerpo y crianza. Con los quesos azules, vinos dulces generosos.
En el caso del pescado, acompañarlo de un vino blanco es la elección perfecta en la mayoría de los casos, pero no en todos. Por ejemplo, con atún, caldos de pescado o rodaballo es mejor un tinto sin mucha madera y con taninos suaves o un rosado de calidad.
En cuanto al jamón, combinarlo siempre con vinos tintos se aleja de las recomendaciones de los expertos, ya que no es una variedad que nos ayude a degustar el jamón en su plenitud. María Luisa Banyols afirma que ‘el jamón encaja mejor con un fino de Jerez que con un tinto, ya que éstos, con la grasa del jamón, pueden transmitir gustos metálicos. Un fino o una manzanilla limpian la boca y la preparan para seguir disfrutando’.
La cucharita ‘conserva-burbujas’
Respecto a la conservación, el truco de la cucharilla es otro falso mito que practica mucha gente para conservar las propiedades de los espumosos. ‘Para mantener las burbujas hay que utilizar un tapón adecuado y para ello existen los llamados Gard Bulles, tapones que permiten conservar las burbujas’, afirman los expertos de Lavinia.
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