Pulverizado y cepillado: prepara la madera antes de pintarla
¿Sabes en qué consisten estas dos técnicas de acondicionamiento de la madera? Toma nota. Además, te damos algunas pautas que deberías tomar en cuenta
La utilización del pulverizador o pistola de proyección para la aplicación de pintura sobre madera es una técnica sencilla, pero requiere de un trabajo de preparación minucioso. El mercado ofrece una amplia gama de pulverizadores, los de accionamiento sin aire, más asequibles, y los profesionales, que funcionan con compresor, por aire comprimido.
La cualidad principal es su acabado regular y homogéneo, especialmente en superficies cuidadosamente preparadas. También la pintura debe ser adecuadamente dosificada con el disolvente específico, siguiendo el proceso habitual en estos casos.
Hay que tener en cuenta que no todas las pinturas se pueden utilizar con pistola y que sólo algunas admiten ser aplicadas con proyectores eléctricos. Será necesario tamizar la pintura para evitar obstrucciones en la boca aspersora.
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Tres consejos útiles
Antes de iniciar la aplicación, homogeneizaremos la proyección pulverizando una superficie de prueba. En el caso de las pistolas de aire, regularemos, gracias al manómetro, la potencia del compresor.
Ofrecemos a continuación tres consejos fundamentales referidos a esta técnica:
1º) Rociar sin titubeo, en movimiento continuo, para obtener un acabado regular.
2º) Mantener la aspersión a distancia constante y perpendicular a la superficie.
3º) Pintar en un lugar sin corrientes de aire y limpio de polvo, bien cubiertos y con mascarilla, para evitar inhalaciones.
Los cepillos de carpintero
Estos utensilios sirven para alisar la madera, hacer ranuras o rebajes y dejar las superficies lisas, listas para barnizarlas o lijarlas. El cepillo es un cuerpo de madera o metal, con una cuchilla que lo atraviesa y que practica la hendidura en la madera.
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En función de la posición de esta hoja cortante, desbastaremos la madera desprendiendo viruta de mayor o menor grosor. Con la hoja muy saliente realizaremos trabajos bastos; mientras que con un filo que apenas aflore lograremos acabados finos.
Para regular el saliente de la hoja soltaremos la cuña de encaje o, en los cepillos metálicos, los tornillos de reglaje. Para grandes superficies y desbastados importantes se utiliza la garlopa, herramienta similar al cepillo normal, pero de mayor tamaño.
Aprendiendo a cepillar
Cepillaremos siempre a favor de veta con movimientos uniformes y presionando tanto en la empuñadura del frente como en la de empuje. Para evitar astillamientos, colocaremos la madera de desecho al final del recorrido de las piezas que cepillemos.
Los usos más habituales del cepillo, además de los trabajos de carpintería de taller, son los de rebajes de puertas y cajones que rozan. Conviene guardar con mimo los cepillos, puesto que se trata de herramientas de gran precisión.
Es necesario engrasarlos y guardarlos en lugares secos, y nunca posarlos sobre la suela; el buen estado de esta superficie condicionará la perfección del acabado.
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