El sobrepeso y la obesidad son un problema que afecta cada vez a un porcentaje más numeroso de la población, ya no sólo adulta sino también a los niños. La mala alimentación y la vida sedentaria tienen mucho que ver con este problema.
El sobrepeso puede tener graves consecuencias para la salud, desde apnea en el sueño hasta varios tipos de cáncer, pasando por diabetes o hipertensión, problemas de espalda y en las articulaciones. Por no hablar de las consecuencias negativas en el organismo de las dietas extremas que alteran nuestro ritmo metabólico y hacen que perdamos masa muscular. Realmente es un tema para tomárselo en serio, no es sólo cuestión de estética.
En este sentido, el yoga resulta de gran ayuda ya que se sabe que su práctica disminuye los niveles de cortisol, la famosa hormona del estrés. Esto nos proporciona más control sobre nuestro apetito y, por tanto, logramos reducir la formación de grasa intraabdominal. Al mismo tiempo, mejorará nuestra autoestima y sensación de bienestar.
Mindful-eating: la dieta consciente
La capacidad de sintonizar con las sensaciones corporales y emociones que proporciona el yoga es clave a la hora de descubrir que en realidad no tienes hambre sino sed, o que comes por aburrimiento o por una necesidad emocional.Es a lo que se llama comer en atención plena o mindful-eating y es un hábito muy saludable. Nos ayuda a darnos cuenta de cuándo hemos comido suficiente y a valorar la calidad de los alimentos, a adquirir hábitos más saludables, como comer despacio, saboreando cada bocado y masticando correctamente.
Evidentemente el número de calorías que quemamos sobre la esterilla es otro argumento de peso. Hay estilos de yoga como el Ashtanga o el Power yoga que pueden elevar el ritmo cardíaco a un rango aeróbico.
Pero, incluso haciendo un yoga más tranquilo y menos exigente, lograremos controlar nuestro apetito, reducir el sobrepeso y sentirnos y vernos mejor en nuestro propio cuerpo.