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Cataluña

Vall de Boí: naturaleza, arte, aventura... ¿qué prefiere?

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Preciosa vista del balneario de Caldes de Boí.


Además de arquitectura, el viajero podrá disfrutar de otras artes, como la escultura.


Antiestrés, belleza, aventura…

Al final del valle, antes de llegar a la impresionante presa de Cavallers, te esperan nuevas sorpresas. Si busca descanso, emule al mismísimo Julio César y acérquese hasta el balneario de Caldes de Boí, que recibe cada año a miles de viajeros en busca de sus terapéuticas aguas. Con unas confortables instalaciones hoteleras, las saludables indicaciones de sus aguas termales abarcan programas de todo tipo: antiestrés, de belleza, adelgazante, de aventura...

Pero si su espíritu es más aventurero, elija alguno de los innumerables senderos que le brinda el Parque Nacional de Aigüestortes y deléitese con las turquesas aguas de los más de 200 estanys –como aquí se denominan los ibones– que suma este espacio, con el chapoteo de las nutrias en los riachuelos, con el despertar de las marmotas o con el estallido de centenares de flores cuando desaparece la nieve de los prados. Localizado en el extremo norte del valle, es un reino aparte donde las distancias se miden al ritmo de los pasos, y jadeos, de cada caminante.

Y aunque estemos en otoño, descubra los paisajes que ofrece la estación de Boí-Taüll, por donde transitan un gran número de excursionistas y montañeros en cualquier época del año. Las admirables vistas de que disfrutarás, con altitudes que van de los 2.020 metros en el Pla de Vaques a los 2.750 del Puig Falcó, le tentarán para regresar en invierno.

Cultura y paseos, fauna y pintura, montes para todos los gustos y un balneario donde curarse o, sencillamente, descansar. Todo esto le ofrece el valle de Boí en un paisaje enérgico que no deja indiferente. Una escapadita de lujo.

Prohibida su reproducción total o parcial. ©2006 Hola, S.A.

  

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