De pazo en pazo por Galicia, ¿qué haces este fin de semana?

De la Mariña lucense a los alrededores de Santiago de Compostela o el valle Miñor, entre la frontera con Portugal y las Rías Baixas. Cinco alojamientos para dormir plácidamente y sentirse como un señor.

por hola.com

PAZO LA BUZACA
Entrar en este pazo del siglo XVII (pazolabuzaca.com) situado en Moraña, Pontevedra, no muy lejos del Parque Arqueológico de Campo Lameiro, es como viajar en el tiempo. Es, desde finales del siglo XVI la residencia de la familia Varela, cuyos sucesivos moradores han ido conformando la estructura y exquisitez de este pazo en el que se respira ambiente apacible y confort en la naturaleza. El respeto al edificio original se ha mantenido con el paso de los años, pero ha ido ennobleciéndose con obras de arte repartidas por sus alcobas y salones. La construcción está formada por tres cuerpos unidos: la casa grande, la galería –antiguas caballerizas donde se ubican las habitaciones decoradas al estilo de las damas que las ocuparon antaño- y la antigua vivienda de los caseros, reconvertida en un alojamiento para parejas con niños o un grupo de amigos. Un antiguo muro circunda la finca, que encierra jardines con árboles centenarios, huerta, dos imponentes hórreos, una torre del homenaje, palomar y una capilla del siglo XVII. Todo con un cierto aire bucólico.

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CASA GRANDE DO BACHAO
Todas tienen ‘foto’ a través de su ventana, al cruceiro, al bosque, a la eira, a la parra. Doce habitaciones para doce experiencias, todas ellas dedicadas a personajes vinculados al Camino de Santiago. No en vano, está muy próxima a la capital Compostela, a solo 15 minutos de esta cosmopolita ciudad y al mismo tiempo en un entorno natural, junto a las riberas del río Tambre. Un alojamiento en un edificio histórico, rural y familiar rodeado de un bosque de 150 hectáreas que garantiza paz y tranquilidad. Para hacer más placentera la estancia está El Figón de Bachao, cuya cocina de autor se basa en una cuidadosa selección de los productos de temporada de Galicia, muchos de ellos de la propia huerta o de la de los vecinos.

PAZO DE LESTROVE
Los arzobispos compostelanos tenían buen gusto, así que eligieron como mansión de recreo este emplemático edificio (pousadasdecompostela.com) del siglo XVI que se levanta en una gran finca de 50.000 m2 de bosques y jardines, a tan solo 300 metros de la histórica villa de Padrón, cuna de Camilo José Cela y última residencia de la gran escritora gallega Rosalía de Castro. En su interior, clásico e intimista, son patentes sus orígenes eclesiásticos y su cuidada decoración. Sus 27 habitaciones se reparten hoy entre el antiguo edificio y otro del siglo XX, pero también hay salones, patios, restaurante y hasta una pequeña capilla. Un acogedor refugio donde depurar alma y espíritu.

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PAZO DE BENTRACES
La austeridad de los muros exteriores de la que fuera antigua residencia episcopal del monasterio de Celanova, en Ourense, contrasta con el cromatismo vegetal que la rodea. Este singular pazo de piedra es el prototipo de estas construcciones de la Galicia interior, que data del siglo XV. Perteneció a una familia de ascendencia portuguesa que lo transformó en casa señorial y fue poco a poco ampliándose que ser un remanso de paz y descanso. Antigüedades y materiales nobles como el nogal, el castaño, el mármol o las porcelanas le otorgan ese rancio abolengo de las casas nobles, pero aquí se entremezclan con elementos modernos. Cuatro habitaciones dobles y dos suites para alojarse en este pazo en el que sentirse como reyes en un verdadero palacio.

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PAZO DA TOUZA
Las vistas privilegiadas del valle Miñor trasladan a un entorno mágico, ideal para descansar en contacto con la naturaleza. Pero es que el de Touza (pazodatouza.info) es también uno de los pazos más singulares de la arquitectura gallega, una construcción de granito del siglo XVI y reformada con aires barrocos que alardea de torre almenada. No haría falta salir de él -aunque Bayona está tan cerca que merece hacer una escapada, como también llegar hasta Tuy por la carretera de la costa-, porque se puede pasear por su jardín romántico, con setos recortados y palmeras, al que se asoman los balcones privados de las alcobas, de corte clásico, con mobiliario antiguo y cortinajes y tapicerías de estampado elegante y tonos cálidos. En los salones se halla la lareira y los típicos y románticos parladoiros en los que también otro buen rato charlando y charlando.