Un recorrido por el Principado de Mónaco siguiendo los pasos a la Princesa Carolina
Hoy celebra su 60 cumpleaños, un aniversario redondo que invita a descubrir los lugares vinculados a esta siempre elegante y glamurosa princesa.
La vida de Carolina se haya indisolublemente unida a este pequeño Estado de Europa situado en la Riviera francesa. Mónaco es sinónimo de riqueza y glamour y la mejor embajadora de él es la princesa cuyo rostro ha iluminado cientos de portadas de revistas del mundo entero.
Tras contemplar la panorámica del Principado desde la carretera Grande Corniche que, a 500 metros sobre la costa, se extiende entre las montañas de Menton y Niza, el recorrido por Mónaco que sigue los pasos de Carolina debe comenzar por el laberinto medieval de calles empedradas del casco antiguo y amurallado de la ciudad, donde se levanta el Palacio Real, en cuya biblioteca nació la Princesa, y a cuyo balcón se asoman la Familia Real en pleno o por partes en ocasiones especiales, como el día de la Fiesta Nacional o la Noche de San Juan. Una parte de esta fortaleza rosada del siglo XIII, se puede visitar, entre ellas el salón del Trono, el mismo en el que su hijo mayor, Andrea Casiraghi, contrajo matrimonio civil con Tatiana Santo Domingo, cinco meses antes de la ceremonia religiosa celebrada en la estación suiza de esquí de Gstaad.
El paseo lleva después a las pintorescas plazas de Saint Nicolas y Bosio, a la capilla de la Misericordia y a la catedral de San Nicolás, la misma en la que fue bautizada Carolina, el Príncipe Rainiero se casó con Grace Kelly y en la que se encuentra, tras el altar, la tumba de su madre, en la que nunca faltan flores frescas.
Muy cerca del palacio que desde hace siete siglos es la residencia de los Grimaldi y frente al Museo Oceanográfico –sobre un acantilado y con una impresionante colección de criaturas marinas, esqueletos de ballenas y un enorme tanque de tiburones– está la casa familiar de Carolina: Clos Saint-Pierre, en La Roca. Fue el regalo de boda de sus padres cuando contrajo matrimonio con Philippe Junot. En ella viviría con Stefano Casiraghi mientras sus tres hijos eran pequeños y ahora es su hogar. El lugar no puede ser más privilegiado, tiene fachada al mar y vistas al puerto, donde atracan los yates y veleros más lujosos, entre ellos el famoso Pachá III, el buque de aire vintage adquirido por su segundo marido que la Princesa utiliza como residencia de verano.
La ruta de Carolina lleva también a las tiendas del Carré d’Or y de la Galerie des Allées Lumières por donde hay que pasar aunque solo sea para ver los escaparates, ya que reúnen los más conocidos nombres del lujo, como Hermes, Céline, Christian Dior, Louis Vuitton, Prada y, sobre todo, Chanel, la tienda a la que Carolina es adicta y que ella misma fue la encargada de inaugurar junto a su amigo el diseñador Karl Lagerfeld. En la plaza del Casino están las mejores joyerías, aunque la calle peatonal que lleva el nombre de la Princesa Carolina sea la única asequible para bolsillos más normales.
Como la mayor parte de los establecimientos prestigiosos de Mónaco pertenecen al grupo Monte-Carlos SBM, propiedad de los Grimaldi, esas mismas son las referencias de Carolina a la hora de salir a cenar, a disfrutar de momentos de ocio o de relax, como los restaurantes del Hotel de París (alain-ducasse.com), especialmente Le Grill, ahora en proceso de renovación, o Le Louis XV-Alain Ducasse. En el mismo grupo también están los casinos: el de Monte-Carlo, el casino Café de París, La Rascasse…, bares nocturnos como el Jimmy'z Place du Casino –uno de los favoritos en la Costa Azul con los que aman ir de fiesta toda la noche– y hasta centros de bienestar como Thermes Marins Monte-Carlo.
Más allá, hay cientos de referencias para incluir en la ruta Carolina de Mónaco por el Principado: el Nuevo Museo Nacional de Mónaco (nmnm.mc) –donde la Princesa se encarga en ocasiones de inaugurar sus exposiciones–, el Grimaldi Forum (grimaldiforum.com), al que acudir para admirar los ballets de Monte-Carlo, la Ópera, el Jardín Japonés, el Teatro Princesa Gracia… Un recorrido con todo el lujo y el glamour que merece el lugar.