Por la ruta de Grace Kelly en Mónaco, puro glamour

El próximo estreno de la película sobre la princesa, a la que da vida en la ficción Nicole Kidman, anima a una escapada a la Riviera Francesa para seguir la estela de la que llegó a ser una de las grandes estrellas de Hollywood y que en este rincón del Mediterráneo robó el corazón a un príncipe de los de verdad.

por hola.com
Antes de que el próximo 14 de mayo la película Grace de Mónaco, del director francés Oliver Dahan, abra la nueva edición del Festival de Cannes la polémica está servida. Y así es porque el filme no cuenta con la aprobación de la familia Grimaldi, que ha emitido un comunicado asegurando que está basada “en referencias históricas erróneas y literarias dudosas”. Polémicas aparte, a nosotros el estreno de la película protagonizada por Nicole Kidman nos ha dado pie para poner rumbo a este pequeño Principado y descubrir los rincones favoritos de la actriz norteamericana que abandonó el cine para casarse con Rainiero de Mónaco.

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Fue en ese mismo festival, pero en 1955, cuando Rainiero de Mónaco conoció a Grace Kelly. Si un año antes él ya había quedado prendado de ella cuando la vio en Atrapa a un ladrón, película de Alfred Hitchcock que protagonizó junto con Cary Grant; ella se enamoró del paisaje de la Costa Azul durante el rodaje de algunas de sus escenas con Mónaco de fondo.

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Las románticas vistas se obtienen desde la famosa carretera panorámica Grande Corniche que, a 500 metros sobre la costa, se extiende entre las montañas de Menton y Niza. Desde el mirador en la que Grace Kelly y Cary Grant tontean y comen de picnic, Mónaco se ilumina con los suaves tonos que inventa la luz aletargada del Mediterráneo en verano. El trayecto por la Grande Corniche pasa, además, por encantadores pueblecitos medievales como Èze o La Turbie, cerca de donde tuvo lugar el fatídico accidente en el que perdió la vida, camino del Montecarlo Country Club, ya en territorio francés, la Princesa muchos años después.

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Una vez disfrutadas las panorámicas hay que dirigirse hasta el que desde hace más de dos siglos es el palacio de los príncipes de Mónaco, aunque data del siglo XIII. Además de su patio principal, con su escalera que lleva a la Galería de Hércules, el palacio incluye un insólito museo sobre recuerdos napoleónicos y los preciosos jardines de St. Martin, desde donde se domina una de esas vistas de la Costa Azul que cortan la respiración. El palacio preside el casco antiguo y amurallado de la ciudad, cuyos estrechos callejones llevan hasta las pintorescas plazas de Saint Nicolas y Bosio, a la Capilla de la Misericordia, al Palacio de Justicia y a la Catedral. Es en esta donde Grace Kelly se casó con Rainiero y donde, tras el altar, se encuentra su tumba, en la que nunca faltan las flores frescas.

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Después de hacer un descanso en la Rosaleda de la Princesa Gracia, un rincón de paz y tranquilidad decorado con numerosas esculturas contemporáneas, la ruta que sigue sus pasos por este minúsculo Principado, con apenas cuatro kilómetros, sinónimo de glamour y exclusividad, va mucho más allá y lleva hasta el Casino y a la Ópera, rodeado de jardines y terrazas, y a cuyo alrededor se encuentran las tiendas del famoso Cercie d’Or: joyerías, boutiques de alta costura y anticuarios para disfrutar del gran lujo.

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También en el itinerario y frente al mar, el Oceanográfico, el buque insigne de los museos monegascos, dedicado especialmente al comandante Jacques-Yves Cousteau, que además de ser un extraordinario edificio de principios de siglo XX y atesorar una buena muestra de especies marinas, acogió el banquete de boda del príncipe Alberto y Charlene Wittstock.

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La ruta lleva también a Le Larvotto, la principal playa de Mónaco y frente a ella, la avenida Princesa Gracia, una de las más caras del mundo. En Le Larvotto se encuentra el mítico club donde la princesa Grace celebraba esas fiestas que llenaban páginas y páginas de papel couché. Y, más allá, a muchos otros rincones y lugares de Mónaco que traen a la memoria el glamour de la época de Grace Kelly y que hay que ir descubriendo poco a poco siguiendo los posados de la princesa en esos mismos lugares.

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GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar
Air France o Iberia vuelan regularmente a Niza por unos 200 €. Desde aquí se puede alquilar un coche en el aeropuerto para recorrer la carretera panorámica Grande Corniche. Otra opción es llegar en helicóptero a Mónaco, un trayecto de solo 6 minutos desde Niza y que finaliza con un aterrizaje a orillas del mar. Más información en las compañías Heli Air Monaco (heliairmonaco.com) o Monacair (monacair.mc).

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Dónde dormir y comer
En el Montecarlo Beach (montecarloresort.com), un exclusivo balneario con playa privada, en el exquisito hotel De Paris (hoteldeparismontecarlo.com) y en el hotel Le Hermitage (hotelhermitagemontecarlo.com), donde aún perdura el ambiente de los felices años 20, todos ellos con una oferta gastronómica exquisita.