Experiencias y lugares para olvidarse del mundo esta Semana Santa

Detener el tiempo, sumergirse en el silencio más absoluto, amar la grandeza de las cosas sencillas, escuchar los rezos y los cánticos de los monjes… Te mostramos una colección de refugios para el espíritu.

por hola.com

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Escuchar gregoriano en Silos
De vigilias a completas. En casi todas las celebraciones del día a día los monjes de Silos cantan sus oraciones en gregoriano y es posible acudir a ellas. Es, junto con contemplación del claustro monacal del siglo XI el verdadero centro de interés del monasterio burgalés, con 64 capiteles que son todo un muestrario figurativo.

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Aislarte en el monasterio de San José de las Batuecas
En lo más profundo del espeso bosque del valle de las Batuecas, en la provincia de Salamanca, se localiza el austero monasterio carmelita del Santo Desierto Espiritual de San José, del siglo XVI. Un lugar perdido del mundo en el que aislarse del mundo y participar del ambiente contemplativo de una pequeña comunidad de frailes carmelitas.

Alojarte en el monasterio de San Juan de la Peña
No uno sino dos monasterios forman el conjunto de San Juan de la Peña en un espacio protegido del Pirineo aragonés. El Viejo es una joya de época medieval, construido aprovechando un eremitorio y con un original claustro románico en la oquedad de la roca, el primer panteón de los reyes aragoneses y una iglesia mozárabe. El Nuevo acoge dos centros de interpretación y la hospedería que brinda una tranquilidad atemporal.

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Seguir los pasos de San Millán de la Cogolla
Rodeado de bosques y montañas, en el centro de La Rioja, San Millán de la Cogolla lo forman dos monasterios, Yuso y Suso, declarados Patrimonio de la Humanidad y parte del Camino de la Lengua. El primero, que acoge sus restos y una hospedería, es un majestuoso monasterio de líneas renacentistas que respira cultura, historia y arte por los cuatro costados. A un paseo de 15 minutos, el de Suso, más antiguo y donde se hallaron las Glosas Emilianenses, el primer documento manuscrito en castellano.

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Tocar el Lignum Crucis en Liébana
A solo 3 kilómetros de Potes, en la ladera de un monte, el monasterio de Santo Toribio de Liébana guarda el que pasa por ser el mayor fragmento de la Cruz de Cristo. Por ello se convirtió en uno de los lugares santos del Cristianismo, que, como Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Caravaca de la Cruz abren su puerta del Perdón al comienzo del Año Julibar Lebaniego. Además de la reliquia del Lignum Crucis, traída desde Tierra Santa por el obispo Toribio de Astorga, también son de interés la iglesia gótica, el claustro, la capilla barroca y las ermitas que, dispersas por el entorno, inundan de espiritualidad el valle.

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Vagar por los claustros de Poblet
Pasear por el claustro y la iglesia del impresionante monasterio de Santa María de Poblet, en Tarragona, es una experiencia de lo más apasionante, sobre todo cuando se descubren los rincones y las historias vinculadas a este panteón real en el que descansan los restos de los reyes de la Corona de Aragón. Más aún alojarse en su hospedería (aunque solo pueden hacerlo los hombres) para asistir con los monjes a los oficios litúrgicos, comer en el refectorio o deambular por otros espacios privados. Poblet es Patrimonio de la Humanidad y también la joya de la Ruta del Císter, que continúa en los monasterios de Santes Creus y Vallbona de les Monges.

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Contemplar arte en el monasterio de Guadalupe
La majestuosidad de su fachada, en la plaza Mayor de la Puebla de Guadalupe, antecede lo que esconde: una de las mayores construcciones de arquitectura religiosa de Europa. Murallas, torres almenadas, un claustro mudéjar, la talla de la patrona de Extremadura y, también, una buena colección de cuadros de Zurbarán que relatan la vida de los frailes.

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Hacer la ruta del románico en las iglesias del valle de Boí
Campanarios que parecen tocar el cielo, ábsides redondeados hasta la perfección, portadas labradas, ventanas mínimas y pinturas excelsas. Así son las iglesias de la Vall de Boí, en el Pirineo de Lleida, una de las mayores concentraciones de arte románico de Europa que la Unesco ha reconocido como Patrimonio de la Humanidad. Las de Santa Eulàlia de Erill la Vall, Sant Joan de Boí, Santa Maria de Taüll y, sobre todo, Sant Climent de Taüll son las joyas de este conjunto.

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