Cinco pueblos con ‘bouquet’ para estos días
¿En qué se parecen Cambados, Peñafiel, Olite, Laguardia, Briones? Pues que son bonitos, tienen mucho arte y su vida gira en torno al vino, con museos, bodegas y un paisaje de viñedos que los envuelve. Cinco planes completitos para un fin de semana.
Cambados Visitas guiadas, talleres sensoriales, cursos de cata, recorridos guiados por la Ruta del Vino Rias Baixas… El Museo del Vino de Cambados es un homenaje al vino Albariño, al que la villa siempre estuvo ligada. Está situado junto al lado de las ruinas de Santa Mariña Dozo y muestra un recorrido por la historia, el arte, la cultura popular, así como todos los aspectos vitivinícolas de esta denominación de origen. Además del museo, en Cambados también resulta obligada una ruta por sus bodegas, algunas en el centro histórico de esta localidad donde la nobleza gallega habitó en su día algunas de las casonas señoriales de esta antigua parroquia marinera que es conjunto histórico-monumental, salpicado de pazos como el de Montesacro y el de Fefiñáns, iglesias, torres y capillas.
Peñafiel
La silueta del castillo bajo la que se cobija esta villa inmersa en el paisaje de viñedos de la Ribera del Duero se adivina desde muchos kilómetros antes de llegar a ella. Es a él al que hay que llegar en primer lugar. Primero, por contemplar una de las fortalezas más representativas de la arquitectura medieval española, pero también, porque es el mejor ejemplo de modernidad de Peñafiel, ya que en uno de sus lados acoge el Museo Provincial del Vino (turismopenafiel.com), una detallada lección sobre la tradición vinícola de la zona. A sus pies, queda una regia ciudad que es más que su castillo, con iglesias, callejas y, sobre todo, su plaza medieval del Coso, que surten un menú tan suculento como el que se ofrece en sus bodegas.
Olite
Olite es un lugar sorprendente, una ciudad dentro de una ciudad. De su pasado como residencia real y sede de las Cortes de Navarra dan testimonio los nombres de sus calles y las piedras de sus casonas blasonadas, pero, sobre todo, el Palacio Real, que llegó a ser uno de los más lujosos de Europa. De su época medieval, el recinto amurallado y, sobre todo, la iglesia de Santa María la Real. Y de la ciudad del siglo XXI, su floreciente industria vinícola, de la que da fe el Museo de la Viña y el Vino de Navarra (museodelvinodenavarra.com), que ocupa el antiguo palacio del siglo XVII, el del Santo Ángel, en la plaza de Teobaldos. La visita a este espacio dividido en tres plantas propone un recorrido para aprender un poco más sobre esta cultura milenaria, cómo se hace el vino, cómo se degusta y pone su atención, en la antigua bodega del palacio, en los sentidos que intervienen en la cata.
Laguardia
Un entorno de viñedos minuciosamente cultivados rodea a esta villa de estampa medieval y aires toscanos que, sobre un altozano y protegida por murallas, despunta al abrigo de la Sierra de Cantabria. Bajo sus calles empedradas, con casas señoriales e iglesias portentosas, como las de Santa María de los Reyes y San Juan Bautista, discurre otra ciudad que gira en torno a las bodegas que horadan su subsuelo y la ha coronado como capital de la gran comarca vitivinícola que es la Rioja Alavesa. En la oficina de turismo ofrecen información sobre la visita a las numerosas bodegas de Laguardia, como la del Fabulista, que propone para los días 1 y 2 de noviembre ‘Los insólitos duendes del vino’, una divertida visita con los relatos del escritor Edgar Allan Poe como hilo conductor. También imprescindible, el museo del Centro Villa Lucía (villa-lucia.com), que ofrece visitas con degustación, cursos de cata y, sobre todo, la experiencia denominada ‘En tierra de sueños’, un cortometraje en 3D que añade a la visión tridimensional de la película efectos propios de la sala (viento, olores, nieve, etc.) para conformar un viaje mágico por la comarca guiado por un duende del vino.
Briones
Por pasear por los paisajes de viñedos que salían retratados en la exitosa serie de televisión Gran Reserva -sobre las disputas de dos familias dedicadas al mundo del vino: los Córtazar y los Reverte-, pero también por descubrir su Museo de la Cultura del Vino-Dinastía Vivanco, Briones es todo un pueblo con bouquet. En sus 4.000 m2 de exposición se muestran objetos relacionados con el mundo del vino, coleccionados durante muchos años por los miembros de una prestigiosa familia de bodegueros: los Vivancos. Su pintoresco y monumental caserío lo recorren un puñado de estrechas, empedradas y evocadoras rúas, a las que asoman un gran número de casonas blasonadas, que delatan su poderío en siglos pasados.
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