Ocho castillos de cuento para descubrir con tus hijos

Castillo de Bellver (Palma de Mallorca)
Situado a 3 kilómetros de Palma y dominando la bahía y gran parte de la isla, su construcción sigue la pauta del círculo. Circular es el patio de armas y también las torres que lo defienden. Una singularidad que comparte con otros castillos europeos, como los de Restormel (Francia) y Michelstetten (Austria). Se levantó en el siglo XIV por orden del rey mallorquín Jaime II y fue convertirlo enseguida en palacio real. En su historial figuran algunos asedios reseñables entre los siglos XIV y XVI, y su uso como prisión, con inquilinos tan ilustres como la reina Violante o el intelectual Gaspar Melchor de Jovellanos. Actualmente el castillo alberga el Museo de la Ciudad. El bosque que lo rodea es otro de sus grandes atractivos. 

La entrada para los menores de 14 años es gratuita, además el castillo desarrolla talleres en los que puede participar toda la familia.

Castillo de Belmonte (Cuenca)
Es la fortaleza más cinematográfica de España. Entre sus muros Charlton Heston y Sofía Loren encarnaron a Rodrigo Díaz de Vivar y a doña Jimena, en la mítica producción de Hollywood El Cid Campeador, pero su magnífica estampa sirvió también para el rodaje de otras muchas películas como Fuenteovejuna o Don Quijote de la Mancha. A todo ello ha contribuido el aroma de leyenda que la rodeó desde su nacimiento, en el siglo XV. Ejemplo magnífico de castillo palaciego, la barbacana o las almenas escalonadas que lo protegen se complementan con suntuosas dependencias, como las galerías que mandó construir la emperatriz Eugenia de Montijo en el siglo XIX. Y una rareza en Castilla: un patio de armas triangular, al estilo de los castillos escoceses.

En el castillo se realiza una fiesta infantil en Halloween con pasaje del terror, campeonatos mundiales de combates medievales y actividades tematizadas de recreación histórica.

 

Castillo de Burgalimar (Baños de la Encina, Jaén)
El imponente castillo de Burgalimar, o de Bury Al-Hamma, es un ejemplo de libro de fortaleza musulmana española. Su aspecto actual, sin embargo, es muy diferente del que tuvo en el siglo X, cuando se construyó, ya que entonces estaba completamente cubierto de cal, y adornado por innumerables motivos vegetales y geométricos. La tradición dice que entre sus muros nació el rey cristiano Fernando III el Santo. Presidiendo un amplio territorio de olivares en el alto Guadalquivir, entre los cerros de Sierra Morena y el embalse de Rumblar, el castillo musulmán original se complementa con el alcazarejo añadido por los cristianos, con su torreón circular y su Almena Gorda, o torre del homenaje.
Más información
Oficina de Turismo de Baños de la Encina

Castillo de Coca (Coca, Segovia)
Elegante pero férreamente defensivo, austero pero con personalidad, el castillo de Coca es la máxima expresión no sólo de la arquitectura militar mudéjar castellana, también de la manera de entender el mundo de Alonso de Fonseca, el poderoso arzobispo de Sevilla, que en el siglo XV ordenó levantarla en un meandro del río Voltoya. Exhibe una original forja de ladrillo, donde la gracia de la ornamentación con arcos, lacerías, cruces y juegos de formas y policromía se complementan con el innegable carácter defensivo del conjunto, con su foso, sus puentes levadizos y su profusión de garitas, troneras y matacanes. Sin embargo, en su expediente histórico no se le conocen más batallas que las políticas. La visita al castillo discurre hoy por la torre del homenaje, donde se alojan la capilla, la sala de armas y una sala museo; la torre de Pedro Mata, que alberga la sala de los Jarros (con su espacio de los secretos) y la mazmorra; el patio de armas y el mirador, desde el que se disfruta de unas imponentes vistas de Coca y de la tierra de pinares que la rodea.
Más información
Turismo de Coca

Castillo de Loarre (Huesca)
Este imponente convento fortaleza mantiene intacto todo el sabor medieval con que lo fundara en el 1020 el rey de Navarra Sancho el Mayor. La espléndida iglesia que acoge, dedicada a San Pedro, es una verdadera joya del románico. Su condición como capilla real propició que fuera residencia frecuente para los reyes de Navarra y de Aragón, lo que no limitó en modo alguno su carácter netamente defensivo. La torre albarrana del Vigía permanece en pie como testimonio de aquella época de conquistas y reconquistas. El castillo ha servido, en varias ocasiones, de plató cinematográfico para estrellas de Hollywood como Anthony Quinn y Charlton Heston. El recorrido por sus estancias pasa por la cripta de Santa Quiteria (donde se veneraban los restos de San Demetrio, patrón de los gladiadores), las torres de la Reina y del Homenaje, el patio de armas, el mirador de la Reina... Un deslumbrante conjunto que mantiene todo el misterio y la evocación de la Edad Media.

Castillo de los Mendoza (Manzanares el Real, Madrid)
Majestuosamente alzado sobre una loma entre la sierra madrileña de la Pedriza y el embalse de Santillana, representa un modelo señero de castillo palaciego, profusamente decorado con elementos góticos, mudéjares y renacentistas. Fue construido incorporando como capilla, adosada a uno de sus lados, una iglesia románica del siglo XIII. En su interior acoge una exposición permanente dedicada a la figura de don Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, uno de los mejores exponentes de la poesía española del siglo XV. Además cuenta con una espléndida colección de tapices y otra de armaduras. El marqués, sin embargo, nunca llegó a conocer este castillo, que en realidad es obra de su hijo, don Diego Hurtado de Mendoza, amigo personal de santa Teresa de Jesús y un personaje tan legendario como su padre.
www.manzanareselreal.org

Castillo de Olite (Olite, Navarra)
Es un castillo de cuento de hadas. Un sueño de almenas, chapiteles, torres y torreones que representa el máximo esplendor del reino de Navarra en el siglo XV, bajo el gobierno de Carlos III el Noble. Concebido a un tiempo como bastión defensivo y como palacio real, cabe imaginar su lujo y su delirio fantástico con los animales exóticos que lo poblaron, desde jirafas y leones hasta papagayos y todo tipo de aves reunidas en su patio-pajarera, pero también con los caprichosos invernaderos y jardines colgantes que se distribuyeron por todos sus rincones... No es de extrañar, pues, que don Carlos de Aragón, príncipe de Viana, escogiera este entorno en 1439 para su fastuosa boda con la princesa de Borgoña Agnès de Clèves. El recorrido por este gran complejo palaciego, que inspiró al poeta romántico Gustavo Adolfo Bécquer, pasa hoy por la sala del Rey o a la de la Reina, donde la hiedra y las plantas aromáticas evocan todavía parte de aquel viejo esplendor vegetal que tuvo en la Edad Media.
Más información
Oficina de Turismo de Olite

Castillo de Peñafiel (Peñafiel, Valladolid)
Concebido como un gran barco de piedra que surca la meseta castellana, el de Peñafiel pasa por ser un ejemplo perfecto de los denominados castillos roqueros. Después de un sólido historial de defensa frente al moro en la línea del Duero. Verdadera atalaya sobre siete valles, en la confluencia de los ríos Duero y Duratón, su actual aspecto es el fruto de las reformas sucesivas del infante don Juan Manuel –autor de El Conde Lucanor- entre los siglos XIII y XIV y de don Pedro Girón, maestre de la orden de Calatrava, en el siglo XV. El castillo tuvo también otros moradores ilustres, como el desdichado príncipe de Viana, hijo de Juan II y de Blanca de Navarra, quien nació entre sus muros y cuya muerte, por envenenamiento, fue el final de una larga historia de enfrentamientos entre las coronas de Navarra y Aragón. Hoy, tanto como por su historia el castillo de Peñafiel es conocido por su condición de Museo Provincial del Vino, al haber transformado las viejas dependencias de la fortaleza en salas de exposición, aulas de cata, bodegas y centro enológico dedicado en exclusividad a los extraordinarios vinos de la Ribera del Duero.
Más Informaciòn
Museo Provincial del Vino de Peñafiel

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