Restaurantes exóticos, cenas románticas, compartir un helado viendo una película, los bombones de San Valentín o las palomitas del cine. ¿Quién ha dicho que el amor engorda? La carrera contrarreloj de la 'operación bikini' (o del bañador) está a punto de dar pistoletazo de salida, y cada vez son más hombres y mujeres los que se van dejando ver en los gimnasios, a fin de ponerse a punto de cara a la temporada de verano. Una de las tendencias al alza: apuntarse de dos en dos, en pareja, se ha convertido en una de las maneras más fáciles y con ‘efectos visibles’ de aprovechar el tiempo para estar juntos, practicando hábitos de vida saludables.
El objetivo no es tanto compartir metas, sino divertirse poniendo en práctica intereses comunes, mientras disfrutamos de los beneficios del ejercicio. Una de las principales ventajas del deporte en pareja es la proporción: la cantidad y calidad de los ejercicios tiende a estar más balanceada que cuando practicamos nuestras rutinas solos. De esta forma, mientras ellas optan en su mayoría por el cardio (aerobic, cinta, spinning o cualquier otro tipo de ejercicio cardiovascular, que ayude a quemar calorías más rápido), los hombres suelen apostar por las máquinas y pesas, a fin de ‘construir’ músculo. Una ronda de ejercicios de ‘a dos’ os permitirá pasar por un circuito más completo y equilibrado, adaptándoos, eso sí, al nivel de exigencia y resistencia de cada uno.
Al estar juntos, además, el miedo al ridículo es menos, y tanto hombres como mujeres se muestran más abiertos a practicar modalidades de fitness que antes ni siquiera se nos habrían pasado por la cabeza: desde artes marciales hasta clases de baile de salón o yoga; todo vale. Los ejercicios de calentamiento también aportan infinidad de ventajas si se practican en pareja, especialmente a la hora de incrementar la flexibilidad de las piernas y brazos o estirar la espalda. Para los más recelosos a encerrarse entre las paredes de un gym, la regla ‘de dos en dos’ también se aplica al ejercicio al aire libre: hacer footing en el parque, alternando ritmos más marcados con otros más pausados, ‘echar’ unas canastas al baloncesto, o ir en bicicleta juntos al trabajo son formas sencillas de incorporar ejercicio a nuestra rutina diaria, sin descuidar nuestra vida de pareja.