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Postura de la mariposa

Es una de las postura más conocidas, ya que se utiliza en otras disciplinas como el pilates o la danza, y está muy indicada para aliviar los dolores menstruales. Se basa en la apertura de caderas mientras que los pies han de juntarse hasta que se toquen ambas suelas, y permite mover tus piernas de arriba a abajo como si se tratara del aleteo de una mariposa. Lo ideal es que, una vez que los pies de juntan, puedan aproximarse al cuerpo. Desde la postura central puedes aprovechar algunas respiraciones para inclinarte hacia delante o hacia detrás (en ese caso las lumbares siempre han de permanecer en contacto con el suelo).

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Balasana o Postura del niño

Esta postura típica de yoga se utiliza también para realizar los estiramientos finales tras practicar otro tipo de deporte. Es muy fácil de realizar: colócate de rodillas, sentada sobre los talones, separa las rodillas a la altura de las caderas y junta los pies. Durante la exhalación del aire, inclínate hacia delante, hasta que tu frente toque el suelo. Al tratarse de una postura de relax, el coxis se alarga y todo el cuerpo se relaja. Si estás cómoda, puedes mantenerte en esta postura todo el tiempo que necesites. Eso sí, ten la precaución de levantarte despacio cuando termines, para evitar un posible mareo.

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El Shiva Twist

Esta postura puedes practicarla sentada, pero también tumbada. Solo tienes que flexionar una rodilla y llevarla al lado opuesto. Si la realizas tumbada, la rodilla y el hombro opuestos han de tocar el suelo. Con el Shiva Twist podrás estirar por completo tu espalda y aliviar posibles dolores en la zona lumbar.

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Padmasana o flor de loto

Es la postura clásica de la meditación. Te ayudará, además de a estirar tus caderas, a relajarte y a eliminar el estrés que el desajuste hormonal de la menstruación puede causarte. Si no practicas yoga habitualmente, es difícil que puedas realizarla a la primera, pero no imposible y merece la pena interior. Para lograrlo has de sentarte y estirar la piernas hacia adelante. Dobla una rodilla y atrae el pie hacia ti para ponerlo sobre el muslo de la pierna contraria. Repite este movimiento con el otro pie. Una vez que alcances la postura, cierra los ojos y respira con lentitud y profundidad. 

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