Cruzar las piernas, más sexy que saludable

por hola.com

En efecto, cruzar las piernas es un gesto que durante mucho tiempo hemos asociado a la feminidad, a la elegancia… ¿Acaso hay alguien que no recuerde el cruce de piernas más famoso de la historia del cine encarnado por Sharon Stone en Instinto Básico? Sin embargo, cruzar las piernas no sólo encierra connotaciones discutibles en torno a estos conceptos; los fisioterapeutas advierten que este gesto reflejo e inconsciente puede no ser tan inofensivo para nuestro cuerpo.



En primer lugar, afecta la circulación sanguínea; ya que, al cruzar las piernas, obstruimos los vasos sanguíneos. Esto provoca que puedan aparecer problemas de salud y estéticos como varices, celulitis o retención de líquidos (No te pierdas: Tu tabla de ejercicios para combatir la celulitis| Cómo prevenir la retención de líquidos). Algo que se ve potenciado por el hecho de que pasemos gran parte del día sentados. No podemos pasar por alto que la mayoría de nosotros tenemos un trabajo sedentario que, a largo plazo, provoca malestares por culpa de las posturas incorrectas que adoptamos.
El gesto de cruzar las piernas afecta a nuestra higiene postural más de lo que podríamos intuir en un principio. En definitiva, lo que se provoca es que el peso del cuerpo quede mal repartido y la columna se vea forzada a corregir continuamente el defecto. Por eso, la Asociación Española de Quiropráctica recomienda “sentarse derechos, no dejarnos caer hacia delante y, en todo caso, cruzar los pies por los tobillos” para prevenir dolores crónicos de espalda. Esto evitará, además, que nuestra espalda se curve y provoque la relajación de la banda abodominal y, por tanto, la acumulación de grasa en la zona.

Algunas prácticas para mejorar la postura sin levantarte de la silla

1. Mantener las piernas de forma paralela, sin cruzarlas.
2. Flexionar los dedos de los pies, las puntillas y los talones de vez en cuanto.
3. Si tienes el pie plano, intenta coger cosas con los dedos de los pies.
4. Procura tener la espalda recta mientras estás delante del ordenador.
5. Ajustar el respaldo de la silla para que cubra toda la espalda.
6. Las rodillas y los codos al sentarse en la mesa de trabajo tienen que formar un ángulo de 90 grados.
7. Aunque sentada, acostúmbrate a estirarlas y nunca tenerlas cruzadas más de media hora porque esta postura altera la circulación sanguínea.
8. Otro ejercicio consiste en estirar muy bien la espalda sentada con los pies paralelos en el suelo, dejando el tronco caer sobre las piernas. La clave es respirar hondo durante unos momentos para liberar las tensiones.
9. Trabaja tus hombros sentada en la silla subiendo y girándolos hacia delante varias veces, dibujando pequeños círculos con este movimiento. Luego repite el ejercicio en sentido contrario. Haz lo mismo con los brazos y las muñecas estiradas, repitiendo el movimiento en diferentes direcciones.