Vivimos en una sociedad que cada vez nos exige más como trabajadoras, madres, pareja, ciudadanas comprometidas... a lo que hay que sumar nuestras propias expectativas y nivel de autoexigencia. Agendas repletas de horarios que cumplir y tareas por hacer, y nuestra mente racional tratando de colocar cada pieza en su lugar para que encaje perfectamente y al final del día poder meternos en la cama con un agradable sentimiento de satisfacción por haber cumplido los objetivos.
Efectivamente el estrés forma parte de nuestra vida diaria y no podemos eliminarlo completamente. De hecho una pequeña dosis de estrés es un medio para asegurar la supervivencia. El problema viene cuando el estrés se instala permanentemente en nuestras vidas y crece tanto que termina por desbordarnos. Ante una situación estresante el organismo reacciona para protegerse.
¿Qué hacer si sufrimos estrés?
Las glándulas suprarrenales aumentan la producción de la llamada hormona del estrés, el cortisol. El cortisol hace que el organismo libere glucosa a la sangre para enviar energía a los músculos para salir huyendo si nos persigue un tigre, un ladrón o tenemos que defendernos frente a un atacante. Pero los niveles elevados de cortisol en sangre también se relacionan con otro tipo de efectos, menos beneficiosos para el cuerpo, como la subida del azúcar en sangre en ayunas, elevada presión sanguínea, niveles de triglicéridos altos, resistencia a la insulina, obesidad, depresión, disminución de la densidad ósea y de la respuesta inmune...Parece claro que por nuestro propio bien debemos aprender a controlar nuestros nervios y manejar situaciones estresantes de la vida cotidiana.
El estrés se alimenta de pensamientos. La mente incluso puede generar estrés al preocuparse por cosas que no llegarán a suceder nunca. La práctica de yoga enseña a la mente a ser un aliado en vez de enemigo. Al hacer yoga consigues entrar en contacto con un lugar interior más feliz y sosegado, donde las preocupaciones mundanas encuentran su lugar.
El yoga puede ayudarte
Tal vez la herramienta más poderosa que nos proporciona el yoga es el control sobre la respiración. Los antiguos yoguis descubrieron que la respiración tiene efectos sobre el sistema nervioso, tanto para activarlo como para relajarlo. El yoga trabaja en la línea de hacer la respiración más lenta, profunda y suave. Controlar las fluctuaciones de la respiración ayuda a controlar las fluctuaciones mentales.La práctica habitual de yoga, además de activar el sistema nervioso parasimpático y permitir que el cuerpo entre en modo de recuperación, reduce la tensión muscular, aún cuando la postura que se practica no es del todo placentera.
Las asanas que tonifican las glándulas suprarrenales ayudan a regular los niveles de adrenalina y cortisol. Es el caso de las posturas de inclinación lateral, flexión anterior y posterior.
Otra de las grandes herramientas traídas desde Oriente es la meditación. Mucha gente se siente intimidada por el concepto mismo de la meditación o por lo que consideran intentos fallidos de meditar. Pero los estudios indican que los beneficios psicológicos de la meditación se dan también en aquellos practicantes que no creen estar meditando correctamente.
Es cuestión de darle una oportunidad al Yoga, dejar que entre en nuestra vida suavemente y poco a poco nos traiga calma, salud y bienestar.