Obesidad y falta de sueño, ¿cuál es su relación?
Hoy se celebra el Día Nacional de la Persona Obesa, con el lema 'La obesidad nunca duerme'
Tu objetivo es perder peso. Y te pones manos a la obra con dieta y ejercicio. Sin embargo, tal vez nunca te has planteado que hay otros factores que pueden influir también en el sobrepeso, entre otros, la falta de sueño. Así lo confirman numerosos estudios, que hablan de una estrecha relación entre las horas de sueño y la presencia de obesidad en niños, adultos y gente mayor. “Se ha constatado que los niños obesos duermen menos que aquellos niños que tienen un peso normal”, explica el profesor Felipe Casanueva, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO). “En España, los niños duermen una media de menos de ocho horas al día, algo insuficiente y que, además, provoca otros hábitos perjudiciales con repercusión negativa en el incremento del peso corporal, como es no desayunar”. Al contrario, los niños que más duermen durante sus primeros 11 años de vida tienen un menor riesgo de ser obesos en la edad adulta, independientemente del sexo, las horas que pasan viendo la televisión, la situación socioeconómica de los padres, o la actividad física que realicen. Según el doctor Albert Lecube, responsable del Grupo de Trabajo de Obesidad de la SEEN (Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición), “actualmente se considera que en los niños, dormir 5 o menos horas casi duplica el riesgo de ser un adulto obeso”.
Sin embargo, desde ambas sociedades hacen hincapié en el poco conocimiento que tiene la sociedad en torno a la relación entre falta de sueño e incremento del peso corporal y obesidad. Por ello, con el fin de dar a conocer a la población general la relación entre sueño y obesidad, incidir en la importancia de dormir un número adecuado de horas y con calidad en el sueño para ayudar a controlar el peso y prevenir la obesidad, se celebra hoy 14 de diciembre el XVI Día Nacional de la Persona Obesa bajo el lema La obesidad nunca duerme.
Un problema ‘de peso’
La obesidad es un problema de nuestra sociedad que no hay que pasar por alto a la vista de los datos: el 23% de la población española de más de 18 años tiene obesidad, enfermedad que está presente en el 35% de los mayores de 65 años. Junto a la disminución de la calidad de vida que comporta, aumenta también el riesgo de presentar otras enfermedades graves como la diabetes mellitus tipo 2, la hipertensión arterial, el síndrome de apneas-hipoapneas del sueño, y diversos tipos de neoplasias, como cáncer de colon.
Si nos paramos a analizar la cifras en Europa, la obesidad afecta a 150 millones de adultos y 15 millones de niños de nuestro continente, es decir, al 20% de la población adulta y al 10% de la población infantil europea. Y las perspectivas no son esperanzadoras: según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se prevé que para el 2015 un total de 41 millones de personas fallecerán en el mundo de enfermedades crónicas a consecuencia de una alimentación inadecuada, consumo de tabaco y falta de actividad física. “Se trata de un problema de salud pública de primer orden. Favorece la aparición de muchas enfermedades, siendo éstas más frecuentes que en las personas con peso normal”, afirma el el doctor Javier Salvador, presidente de la SEEN. Así, diabetes, hipertensión arterial, hiperlipemia, colelitiasis y apnea del sueño aparecen 3 veces más en las personas con obesidad, mientras que la enfermedad coronaria, la artrosis y la gota se dan de dos a tres veces más. Además, según el presidente de SEEDO, “en la actualidad, ya existen evidencias de que la presencia de obesidad conlleva un aumento del riesgo de algunos tipos de tumores, como el cáncer de mama o el cáncer de colon”.
Cuando se trata de obesidad mórbida (aquellos pacientes con un Índice de Masa Corporal-IMC por encima de 40), las complicaciones son más graves y se presentan en un periodo más reducido de tiempo. A este respecto la obesidad mórbida por sí misma ya comporta una reducción manifiesta de la calidad de vida y entre 5-12 años menos de expectativa de vida (dependiendo de la edad de inicio de la obesidad mórbida), debido a las frecuentes complicaciones asociadas que acarrea.
¿Estás en tu peso?
El grado del trastorno en el peso corporal se clasifica según el Índice de Masa Corporal (IMC), que se calcula al dividir el peso en kilogramos por la altura en metros al cuadrado (pulsa aquí para calcularlo). Según el doctor Lecube, “un IMC de entre 18,5 y 24,9 se considera normopeso, mientras que cuando este índice está entre 25 y 29,9 existe sobrepeso y cuando se tiene más de 30, existe obesidad”. No obstante, en España, se estima que más de la mitad de la población adulta tiene problemas de sobrepeso y casi nunca se acude a la consulta de Endocrinología. “Aún hay falta de concienciación entre la población general sobre el hecho de que el sobrepeso y obesidad son un problema de salud, no de imagen ni de estética”, apunta el doctor Lecube.
La influencia de la falta de sueño
Asimismo, la falta de horas de sueño es también una situación cada vez más frecuente en nuestra sociedad, y afecta ya a millones de personas en el mundo occidental. Según el doctor Javier Salvador, “en la última década se ha puesto en evidencia la existencia de una estrecha correlación entre dormir pocas horas y un mayor riesgo de ser obeso. Es por ello que para prevenir el desarrollo de obesidad en nuestra sociedad, así como para intentar que las personas obesas pierdan peso, junto a los obligados cambios del estilo de vida (alimentación y ejercicio), es necesario dormir al menos 7-8 horas diarias”.
“En relación a los adultos, en un estudio realizado en 68.183 mujeres adultas seguidas a lo largo de 16 años, aquellas que dormían 5 o menos horas no solo pesaban 2,47 kg más al inicio del estudio, sino que también ganaron una media de 4,300 gr más en comparación con las que dormían 7 o más horas. No solo eso, sino que las mujeres con 5 o menos horas de sueño tuvieron un 32% más de posibilidades de ganar hasta 15 kg que las que dormían 7 o más horas a lo largo del estudio”, explica el doctor Lecube.
Otros estudios muestran resultados similares también en los hombres y en gente mayor. Según el responsable del Grupo de Trabajo de Obesidad de la SEEN, “en gente mayor se ha observado que tanto el índice de masa corporal como el perímetro de cintura es significativamente mayor entre aquellos que duermen menos de 5 horas. En concreto, dormir menos se asocia con un aumento del perímetro de la cintura de 6,7 cm para los hombres y de 5,4 cm para las mujeres”. Junto a las horas de sueño, el profesor Casanueva añade que también es fundamental tener una buena calidad del sueño: “En España sufrimos una de las mayores contaminaciones lumínicas y de ruido del mundo, lo que también incide en el aumento del peso”.
Por qué la falta de sueño induce a la obesidad
La falta de sueño conlleva un aumento de todas las hormonas que incitan al apetito, “y a la ingesta precisamente de alimentos ricos en grasa y azúcares”, afirma el profesor Casanueva. Sin embargo, una sola hora de diferencia en la duración del sueño por sí sola es capaz de poner en marcha mecanismos que nos ayudarán a mantener nuestro peso. “Entre ellos –explica el doctor Salvador-, cabe destacar el papel de dos hormonas relacionadas con el apetito y que se modifican con las horas de sueño como son la leptina, que inhibe la sensación de hambre, y la ghrelina, que estimula el apetito”. Así, a menor tiempo de sueño, las concentraciones de leptina disminuyen y aumentan las de ghrelina, o lo que es igual, cuanto menos dormimos más queremos comer. Por ello, dormir al menos 8 horas diarias es una más de las actitudes que deben adoptarse para intentar conseguir y mantener un peso adecuado.
Vencer a la obesidad
Sin duda, el tratamiento de lo obesidad es complicado y los expertos hacen hincapié en la necesidad de que los pacientes adopten una serie de medidas saludables. “Es necesario que se realice ejercicio físico mantenido y adecuado, que se adopten una serie normas alimentarías, dietas específicamente bien diseñadas y de alguna manera vida equilibrada desde el punto de vista organoléptico”, explica el doctor Salvador. “Además, es fundamental realizar una modificación de la conducta alimentaria y establecer normas de vida adecuadas y saludables”. Éstas son algunas claves:
- No saltarse el desayuno.
- Tener una alimentación variada y equilibrada.
- Consumir cinco raciones de frutas y verduras todos los días.
- Evitar las grasas saturadas y los alimentos y bebidas ricos en azúcares.
- Realizar al menos 30 minutos diarios de actividad física moderada.
- Dormir al menos 8 horas diarias.