Bizcocho de yogur relleno de mermelada, una opción sabrosa y novedosa
Con solo un ingrediente más, conseguirás añadir sabor y textura a este postre tan clásico.
Disfruta de un postre extremadamente delicioso y fácil de hacer con esta receta de bizcocho de yogur relleno de mermelada. La compota le dará al plato un aporte de dulzura y cremosidad que contrastará con la esponjosidad del bizcocho. Puedes rellenarlo también con otros productos como chocolate derretido, nata, dulce de leche…
La única dificultad añadida que tiene el proceso de elaboración está, quizá, en el momento en el que hay que cortar en capas el bizcocho, aunque con paciencia y tranquilidad no habrá ningún problema. En general, hablamos de un postre sencillo que puede elaborarse con toda la familia, niños incluidos.
Ingredientes
- 6 huevos
- Harina (6 vasos de yogur)
- Azúcar (4 vasos de yogur)
- 2 yogures de limón
- Aceite de girasol (2 vasos de yogur)
- 2 sobres de levadura en polvo (aproximadamente 30 gramos)
- Mantequilla
- Mermelada (recomendamos la de frambuesa, aunque en realidad vale cualquiera que os guste: melocotón, mora, fresa, manzana, naranja…).
Bizcocho de yogur relleno de mermelada, paso a paso
- Para elaborar este delicioso postre, se cocina primero el bizcocho de yogur y, posteriormente, se procede al relleno con la mermelada.
- El proceso de elaboración de una receta de bizcocho comienza siempre con el horno, que se precalienta a 180 grados para que, cuando tengamos la masa lista, esté lo suficientemente caliente y la cocción empiece enseguida.
- Para preparar la masa del bizcocho, echa en un bol de generoso diámetro los huevos y comienza a batirlos, bien con unas varillas eléctricas o con una manual. La clave de este paso es que entre el suficiente aire para que el volumen de los huevos batidos aumente.
- Sin dejar de batir (por ello aconsejamos el empleo de varillas eléctricas), añade el aceite, el yogur de limón y el azúcar. Si lo prefieres, cambia el yogur de limón por yogur natural, aunque el bizcocho perderá sabor. Si no quieres que esto pase, puedes contrarrestarlo con ralladura de limón u otras frutas.
- Sigue batiendo hasta que consigas una mezcla homogénea y sin grumos.
- Después, le llega el turno a la harina y a la levadura, que tamizarás con un colador para poder incorporarlas al bol poco a poco. No las eches directamente con una cuchara, pues seguramente la mezcla quedará con grumos y, al meterla al horno, el bizcocho no cocerá correctamente.
- Cuando tengas todos los ingredientes en el bol, mézclalos de forma envolvente y suave con un tenedor (mejor que con una cuchara) para que el aire que haya entrado no vuelva a salir. Ésa es, en definitiva, la clave de un bizcocho esponjoso.
- Una vez hecho, es el momento de verter el resultado en un molde que se haya untado previamente con mantequilla y un poco de harina. Respecto al tamaño del molde, ten en cuenta que si lo escoges muy pequeño, la masa podrá sobresalir al aumentar de volumen durante la cocción.
- Introduce el molde en el horno y déjalo cocer durante aproximadamente 25 minutos a 180 grados. Intenta no abrir y cerrar la puerta constantemente para controlar la cocción, ya que el horno perderá calor y al bizcocho le costará ‘subir’.
- El truco tradicionalmente empleado para comprobar que el postre se ha cocido óptimamente está en pinchar con un palillo o una aguja de punto. Si salen limpios, entonces podrás apagar el horno tranquilamente y sacar el molde.
- Si, por el contrario, la superficie del bizcocho ya está lo suficientemente dorada pero al pinchar con la aguja vemos que por dentro está crudo, coloca una lámina de papel de aluminio por encima y deja que se acabe cocer.
- Cuando hayas sacado el molde del horno, déjalo reposar durante unos pocos minutos.
- Desmonta el molde y coloca el bizcocho sobre una rejilla para que el aire entre por todos los lados y lo enfríe.
- Una vez esté atemperado, pásalo a un plato o a cualquier superficie que puedas ir girando. Toca cortar el bizcocho con un cuchillo alargado y de sierra.
- Puedes cortarlo en las capas que quieras. Queda mucho más estético y los sabores se reparten más homogéneamente si haces más de dos.
- Finalmente, con un cuchillo de untar añade la mermelada en la cantidad que consideres y monta las sucesivas capas.