Guía básica del yoga

Existen numerosos tipos de yoga según cada maestro, pero el más clásico puede ser entendido como una auténtica forma de vida

por hola.com

En este banco de pruebas ya pusimos bajo el foco una técnica de yoga hace unos meses, concretamente el Bikram Yoga, que tal vez te suene más como ‘hot yoga’ o ‘yoga a 40 grados’. Comenté que una vez pasado el mes de prueba seguiría practicándolo, y así fue, tanto que este sistema del que reniegan algunos de los yoguis más puristas, fue en mi caso la puerta de entrada al mundo del yoga.

Este proceder es más frecuente de lo que pensamos, y ya son muchas personas las que han accedido al mundo del yoga a través de esta cadena americana, tan influenciada por el dólar, tan lejana ya a la India, pero que sin embargo está trayendo tantos adeptos al yoga clásico.

A la hora de buscar un centro de Yoga clásico para realizar este mes de entrenamiento, lo primero que llamó la atención, fue la cantidad de yogas que puedes encontrar, cada uno basado en una escuela y por tanto en un maestro. Los hay más físicos, y más espirituales, los hay que terminan cuando termina la clase y los hay que son auténticas formas de vida.

Así que me decanté por el yoga más clásico que encontré en una breve búsqueda. Una escuela de llamada 'Sivananda'.
Lo primero que llama la atención para alguien como yo que vive en los gimnasios, es que las clases se dan en un piso normal de la capital, una casa vacía, sin más muebles que unos posters del maestro Swami Sivananda y algunos cojines mantas y colchonetas para las clases.

Antes de empezar con las clases es necesario realizar una fase de aprendizaje de 12 sesiones para aprender los movimientos básicos, además de introducirse en el mundo de la meditación y la respiración. Y en una de las primera clases, el profesor nos invitó a preguntar cualquier duda acerca del yoga, y por supuesto le pregunté por el yoga clásico, y me contestó que sí, que estaba en una escuela clásica.

En las primeras clases, me llamó la atención las pocas posturas que se trabajan durante una clase, ya que mis referencias eran el bikram, en el que se practican 26 posturas y el yoga de los gimnasios, que también suele ser muy físico. En el caso de Sivanada, estamos hablando de unas 5 o 6 posturas por clase o mejor dicho, asanas, que es como se denominan las posturas de Yoga. Aunque parezcan pocas posturas, no se pierde ni un minuto en la clase, al contrario, el profesor se toma muy en serio esa fase de aprendizaje, y es necesario perfeccionar en la medida de lo posible cada postura.

Además, las clases no son exclusivamente físicas, que va, tienen una parte muy importante de meditación, de cánticos y terminan con un buen rato de relajación. Siguen a fondo el esquema de un entrenamiento con su calentamiento, su núcleo del entrenamiento y su vuelta a la calma, solo que en este caso además del físico, también lo hace espiritualmente.

Como digo durante las clases, se trabaja mucho la relajación y la meditación, pero no de una manera mística, al revés, de una manera muy práctica, explicando en cada momento para qué sirve y en qué momentos es aconsejable usarla.

Recibimos información de los chacras, aprendimos algún cántico y a respirar de una manera pausada y tranquila. Todo este tipo de actividades tienes dos maneras de tomártelas, bien en plan “esto no sirve para nada” con lo que realmente no te va a servir, o bien tratas de abrirte, incluso poniendo un poco de fe, y entonces es cuando percibes los beneficios.

He quedado muy contento porque por primera vez en mi vida he aprendido a usar la relajación a favor de la obra, puesto que durante toda mi vida habré repetido unas mil veces que “a mí lo que de verdad me relaja es levantar unas pesas de 20 kilos”.

Pero el yoga no es un ejercicio que se termina cuando te vuelves a calzar después de la clase, es mucho más que un conjunto de asanas. Concretamente en esta escuela es una forma de vida, que engloba también dieta sana, concretamente vegetariana, y meditación y búsqueda de la paz interior.

No puedes tener el cuerpo bien si tienes el espíritu atribulado, ya se sabe que las tensiones del día a día se acumulan en forma de contracturas, e incluso de enfermedades coronarias, y lo mismo sucede en la dirección contraria, que difícil es tener tranquilo el espíritu cunado no estamos sanos.

Yo reconozco que los días que tocaba yoga eran días especiales, en lo que ya te levantabas con la ilusión de que ibas a tener un momento de relax entre entrenamientos personales y otras gestiones que tenía que hacer. Todos vamos de cabeza durante todo el día, y muchas veces lo que nos quitamos es tiempo de las cosas que nos gustan para hacernos más eficientes, pero sin embargo, al salir de cada sesión, uno tiene la sensación de que se ha dejado algo malo en la clase y se va con algo bueno, mucho más tranquilo y mucho más eficiente en el pensamiento.

Respecto al plano del ejercicio físico puro y duro, el yoga creo que es el ejercicio perfecto para equilibrar, equilibrar las articulaciones, la tonificación muscular adecuada, y la elasticidad.

Obviamente no es el ejercicio más exigente del mundo, pero seas quien seas te va a aportar un beneficio importante. Si eres joven y te gustan los entrenamientos fuertes, el yoga te aportará una buena elasticidad, si por el contrario tienes cierta edad, la movilidad articular te vendrá de maravilla, y si eres de las que nunca se han movido, el yoga te evitará la atrofia muscular y te ayudará a tonificar y endurecer tu cuerpo.

Los ejercicios son buenos, francamente buenos, pues no en vano llevan muchos más siglos de evolución que cualquier otro sistema de entrenamiento que conozcamos, y aunque no salgas sudado de la clase, puedes haber quemado un número considerable de calorías con el esfuerzo.

Mi veredicto al yoga es absolutamente favorable, y si puedes elegir, opta por una rama del yoga lo más cercana al tronco posible, la versión más clásica que encuentres. Luego acude un par de días a la semana, con eso hay más que suficiente para ir mejorando tu cuerpo, y a medida que vayas mejorando tu cuerpo, te irá pidiendo más ejercicio, alimentación más sana y mayor tranquilidad, un ‘pack’ que aunque milenario, parece hecho a medida por un publicista de hoy.