Yoga para después de nadar
La natación y el yoga forman un tándem perfecto. Ambas disciplinas nos relajan, fortalecen el cuerpo y no dañan las articulaciones. Sin embargo, como ocurre en todos los deportes, la natación tiende a sobrecargar ciertos grupos musculares y olvidar los antagónicos. Aquí te proponemos 4 posturas de yoga que te ayudarán a corregir estos desequilibrios.
1. Siddhasana. Siéntate en el suelo, dobla una pierna y acerca el talón a la pelvis. Dobla la otra pierna y déjala por delante de la primera. Deja que desciendan las rodillas hacia el suelo. Estira tu espalda hacia arriba, y lleva los hombros hacia abajo y atrás. Apoya las manos en los muslos y vuelve las palmas hacia arriba.
2. Gomukasana. Siéntate con las piernas estiradas, dobla la derecha y lleva el pie cerca de la cadera izquierda. Ahora dobla la pierna izquierda, pon la rodilla encima de la derecha y lleva el pie al lado de la cadera derecha. Estira el brazo derecho hacia el cielo, dobla el codo de manera que puedas tocarte la nuca con la mano. Lleva el brazo izquierdo hacia abajo pegado a tu costado, dobla el codo y orienta la mano hacia arriba por detrás de tu espalda. Intenta coger los dedos de una mano con la otra mano. Si no llegas, puedes ayudarte con la toalla o un cinturón. Después repite con los brazos y las piernas cambiadas.
3. Ado Mukha Svanasana. Ponte de rodillas en el suelo y apoya las manos separadas un poco más que el ancho de tus hombros. Inhalando levanta la pelvis hacia el cielo estirando las piernas y los brazos. Al exhalar, lleva los talones hacia el suelo.
4. Supta Badha Konasana. Túmbate boca arriba y junta las plantas de los pies cerca de la pelvis, formando un rombo con tus piernas. Estira toda la espalda en el suelo y lleva los brazos por detrás de tu cabeza con las palmas hacia arriba. Dobla los codos y sujeta cada uno con la mano contraria.
Con esta serie estirarás suavemente los músculos rotadores de los hombros y fortalecerás los romboides. También se estiran profundamente los músculos posteriores e internos de las piernas y ganamos apertura en las caderas. Puedes hacerlos tanto antes como después de tu sesión de natación, en el mismo borde de la piscina o en la orilla de la playa.
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1. Siddhasana. Siéntate en el suelo, dobla una pierna y acerca el talón a la pelvis. Dobla la otra pierna y déjala por delante de la primera. Deja que desciendan las rodillas hacia el suelo. Estira tu espalda hacia arriba, y lleva los hombros hacia abajo y atrás. Apoya las manos en los muslos y vuelve las palmas hacia arriba.
2. Gomukasana. Siéntate con las piernas estiradas, dobla la derecha y lleva el pie cerca de la cadera izquierda. Ahora dobla la pierna izquierda, pon la rodilla encima de la derecha y lleva el pie al lado de la cadera derecha. Estira el brazo derecho hacia el cielo, dobla el codo de manera que puedas tocarte la nuca con la mano. Lleva el brazo izquierdo hacia abajo pegado a tu costado, dobla el codo y orienta la mano hacia arriba por detrás de tu espalda. Intenta coger los dedos de una mano con la otra mano. Si no llegas, puedes ayudarte con la toalla o un cinturón. Después repite con los brazos y las piernas cambiadas.
3. Ado Mukha Svanasana. Ponte de rodillas en el suelo y apoya las manos separadas un poco más que el ancho de tus hombros. Inhalando levanta la pelvis hacia el cielo estirando las piernas y los brazos. Al exhalar, lleva los talones hacia el suelo.
4. Supta Badha Konasana. Túmbate boca arriba y junta las plantas de los pies cerca de la pelvis, formando un rombo con tus piernas. Estira toda la espalda en el suelo y lleva los brazos por detrás de tu cabeza con las palmas hacia arriba. Dobla los codos y sujeta cada uno con la mano contraria.
Con esta serie estirarás suavemente los músculos rotadores de los hombros y fortalecerás los romboides. También se estiran profundamente los músculos posteriores e internos de las piernas y ganamos apertura en las caderas. Puedes hacerlos tanto antes como después de tu sesión de natación, en el mismo borde de la piscina o en la orilla de la playa.