En verano, quien más quien menos se apunta a esas largas jornadas de playa o piscina. Un plan ideal para refrescarnos que, además, le viene muy bien a nuestro cuerpo para mantenerse en forma. Y es que la natación es, no hay duda, el deporte del verano: te ayuda a librarte del calor y es una buena oportunidad para poner tu cuerpo en forma de la manera más saludable. Hemos recopilado en 10 puntos los motivos para animarte a darte un chapuzón.
- El agua contrarresta la fuerza de la gravedad siendo, por tanto, un deporte de bajo impacto que supone poca tensión para huesos y articulaciones.
- Si se realiza durante al menos 20 minutos seguidos, manteniendo un ritmo y velocidad constantes, puede ser un excelente ejercicio aeróbico, lo que ayuda a mejorar el estado de forma general, así como a estimular el metabolismo y quemar grasa.
- Es fácil de adaptar a todos los niveles de forma. No hace falta ser un gran deportista para practicar la natación si se toman las precauciones mínimas.
- El ser humano se encuentra generalmente en posición vertical, y al nadar, pasamos a la horizontal, lo que ayuda a mover las secreciones del sistema respiratorio, mejorando la respiración.
- Se trabaja la coordinación motora de todo el cuerpo.
- Mejora la capacidad cardiopulmonar al ser un trabajo aeróbico a la vez que tonifica la musculatura, ya que la resistencia del agua obliga a hacer fuerza.
- Hace trabajar más de dos tercios de la musculatura corporal, al involucrar tanto el tren inferior, como el superior, el tronco y la cabeza, obligando a un esfuerzo equilibrado entre brazos y piernas.
- Se ha demostrado muy favorable para personas con problemas de asma, ya que favorece la función pulmonar en reposo y el control de la respiración.
- Ayuda a quemar calorías: practicando una hora de natación se queman 500 calorías.
- Equilibra la presión arterial y normaliza el pulso. Fortifica las articulaciones y mejora la postura al contribuir a colocar la columna. Así, es un ejercicio muy recomendable para personas con problemas de espalda.