La familia Marichalar unida en el dolor y en el recuerdo tras el fallecimiento de la condesa viuda de Ripalda
Concepción Sáenz de Tejada fallecía anoche en el hospital de La Paz de Madrid tras varios días ingresada
No hay duda de la gran unidad que hay en la familia Marichalar. Con semblante serios y cabizbajos y en un continuo goteo que comenzó ayer a media tarde, horas antes del fatídico desenlace, los familiares de Concepción Sáenz de Tejada, condesa viuda de Ripalda, se acercaron hasta el hospital de La Paz de Madrid, llevaba varios días ingresada, para acompañarla en sus últimas horas y apoyarse unos a otros en estos difíciles momentos.
Confirmado el fallecimiento en torno a la medianoche, las visitas se multiplicaron y además de acudir sus seis hijos: Amalio Joaquín, Ana, Álvaro, Jaime, Luis María e Ignacio, también se acercó hasta allí para mostrar todo su apoyo al que fuera su marido, la infanta Elena, quien acudió junto a su hijo Felipe. Días antes, concretamente el martes, y tras conocerse el delicado estado de salud de Concepción Sáenz de Tejada, la Reina al igual que la Infanta, a la que volvimos a ver anoche, visitaron a la condesa viuda de Ripalda, con la que siempre han mantenido una relación cercana como abuela de Felipe y Victoria, los dos hijos que tuvo doña Elena durante su matrimonio con Jaime de Marichalar.
Abatidos y muy tristes tras la pérdida de la que fuera cabeza de familia, los familiares abandonaban el centro sanitario para realizar los consabidos trámites. Entre los miembros de la familia no ha faltado, como hemos mencionado anteriormente, el aventurero Álvaro de Marichalar, quien ha interrumpido una expedición que estaba realizando por el Pacífico para despedirse de su madre y arropar a todos sus hermanos.
Por el momento no ha trascendido el lugar en el que la condesa viuda de Ripalda recibirá sepultura, aunque todo apunta a que será en Soria, ciudad en la que se encuentra la residencia familiar y donde reposan los restos mortales de su esposo, Amalio de Marichalar, anterior Conde de Ripalda, que descansan en la capilla de Los San Clemente, en el interior de la iglesia románica de Santo Domingo.