Con test de embarazo©GettyImages

Fertilidad

Así afecta el hipotirodismo a la fertilidad: su tratamiento, un factor clave para lograr el embarazo

Esta enfermedad autoinmune y el síndrome antifosfolipídico están detrás de muchos de los problemas que surgen en el embarazo y de abortos de repetición

Muchos de los problemas que surgen en el embarazo (insuficiente desarrollo placentario e, incluso, abortos de repetición, entre otros) tienen un origen claro y definido que no se ha detectado a tiempo y que está relacionado con enfermedades autoinmunes. En caso de que la mujer no haya presentado antes de quedarse embarazada y, por tanto, de desconocer que padece alguna de estas enfermedades, es habitual que reciba el diagnóstico ya tarde, cuando ya ha surgido un problema en la gestación. Las afecciones con las que más se da esta situación son el hipotiroidismo autoinmune y el síndrome antifosfolipídico, “dos enfermedades autoinmunes relativamente frecuentes en nuestro medio y ambas, con impacto sobre la fertilidad”, como confirma el Dr. Daniel E. Pleguezuelo, que forma parte del equipo de inmunología de Clínicas EVA.

“La primera deriva de la aparición de una respuesta inmune anómala frente proteínas de la glándula tiroides, ocasionando la destrucción de los folículos tiroideos y, a medio plazo, una presencia insuficiente de hormonas tiroideas. La segunda es también un error de la tolerancia del sistema inmune en el que se generan anticuerpos frente a proteínas asociadas a fosfolípidos y pueden causar una mayor predisposición a la trombosis”, añade el doctor.

Esto implica fallos en la implantación del embrión. Las consecuencias de ello son variadas, pero todas pueden suponer un hándicap para la maternidad: pueden desembocar en abortos de repetición, puede dar lugar a preclamsia (tensión arterial alta que puede afectar al feto y a la madre a partir de la semana 20 del embarazo) y provocar el parto prematuro.

Y es algo mucho más común de lo que se cree, sobre todo, entre quienes buscan un embarazo de manera natural. Prueba de ello, es que el hipotiroidismo autoinmune se asocia a un 4% de la población general y el síndrome antifosfolipídico, a un 5% y, sin embargo, “la frecuencia se eleva hasta un 28% de mujeres en consultas de fertilidad”. Por tanto, muchas no son conscientes de que tienen una de estas enfermedades que, aunque no les afecte a su propia salud por no presentar síntomas, sí influyen directamente en la probabilidad tanto de lograr un embarazo.

“Ambas enfermedades pueden asociarse a problemas reproductivos y complicaciones del embarazo, aunque entre ellas el síndrome antifosfolipídico es el que tiene un peso mayor, pudiendo asociarse con fracaso de las técnicas de reproducción asistida con ausencia de embarazo tras múltiples transferencias de embriones, abortos tempranos, muertes fetales o enfermedades del embarazo como preeclampsia, retraso del crecimiento intrauterino o prematuridad”, explica el especialista en inmunología. “Estas complicaciones son diversas, como también lo son los diferentes mecanismos por los que los anticuerpos antifosfolipídicos pueden generar daño, siendo más frecuente la trombosis placentaria a partir de la semana 10 de embarazo y otros mecanismos independientes de trombosis explicando los abortos anteriores a esa semana y los problemas de implantación en transferencias embrionarias”.

Por eso es importante hacer un estudio a la mujer cuando se someta a un tratamiento de reproducción asistida antes de que se presenten los problemas asociados a estas enfermedades. No obstante, la virtud se encuentra en el equilibrio entre no realizar los estudios muy temprano, sin haberse sometido a técnicas de reproducción aún, ni muy tarde, cuando el agotamiento psicológico es máximo.

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¿Es posible lograr el embarazo a pesar de tener alguno de estos trastornos?

“Sí, al igual que existen portadores de anticuerpos antifosfolipídicos que llamamos asintomáticos porque no han presentado trombosis ni otros síntomas no trombóticos pero asociados a la presencia y actividad de estos autoanticuerpos, también observamos casos de mujeres que los presentan pero no padecen ninguna de las complicaciones detalladas anteriormente”, detalla Pleguezuelo. “Esto es posible por la propia naturaleza de los autoanticuerpos, que pueden reconocer partes distintas de la misma proteína y resultar menos funcionantes, o bien porque nuestro organismo dispone de mecanismos de regulación y control redundantes, que hacen más difícil la aparición del daño que pudiera ser desencadenado por la actividad de estos anticuerpos”.

 

¿Qué tratamiento hay que seguir para lograr un embarazo y evitar problemas en la gestación a pesar de tener hipotiroidismo autoinmune o el síndrome antifosfolipídico?

Afortunadamente, “el tratamiento de pacientes con infertilidad o complicaciones obstétricas asociadas a la presencia de anticuerpos antifosfolipídicos requiere de un abordaje sencillo”. Se prescribiría a la paciente “en la medida de lo posible, un tratamiento antiagregante que actúa sobre la adhesión y activación plaquetaria, el ácido acetil salicílico (AAS), y de un anticoagulante, siendo de elección las heparinas de bajo peso molecular por su eficacia y seguridad en el embarazo”.

“En casos más complejos puede considerarse el uso de fármacos inmunomoduladores adicionales, como la hidroxicloroquina, que ha demostrado una reducción relevante en la aparición de un nuevo aborto sumado a la heparina y el AAS”, tranquiliza el doctor. “En otros casos puede contemplarse la conveniencia de otros fármacos, dependiendo de la coexistencia de otras enfermedades o alteraciones en los parámetros inmunitarios”.

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