Cuatro playas españolas con mucho encanto

AS CATEDRAIS

En la frontera con Asturias, la playa de As Catedrais es uno de los espacios más sugerentes de la Mariña Lucense. Mágica, rotunda y desbordante, es una playa de arena blanca y aguas límpidas que parece diseñada para causar admiración. La intensa erosión ejercida por el mar ha originado entrantes y salientes en las gigantescas rocas que se distribuyen por el arenal dando lugar a pasadizos, grandes arcos, grutas donde se refugian gaviotas y cormoranes, islotes alineados y oquedades por las que penetra el agua para formar pequeños lagos interiores, una auténtica catedral natural al borde del mar. El mirador del acantilado, en un entorno de prados, ofrece la mejor vista de la playa, más apta para la contemplación que para tomar el sol y bañarse. Hay que advertir que el espectáculo sólo se puede admirar con marea baja, una semana por la mañana y la siguiente por la tarde. El resto del día, la playa se evapora.

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LANGRE

El arenal de Langre es uno de los mayores y más bellos de Cantabria. Los extensos pasos donde pastan mansamente las vacas finalizan en el borde de un pronunciado hemiciclo de paredes verticales de 25 metros de altura. La playa parece diseñada para su contemplación, está partida en dos por un puntal rocoso sobre el que se asienta un mirador panorámico que abarca una inmensa franja de esta zona de la Costa Trasmiera, que se extiende entre Somo y Santoña.
El descenso a la orilla se realiza por una empinada escalera de madera que permite salvar el elevado desnivel. Una vez abajo, la visión es muy distinta, el mar abierto arremete contra la arena dorada de la playa, poniendo en evidencia todo el ímpetu del Cantábrico, y dejando claro que a la hora del baño todas las precauciones son pocas. Sólo en bajamar se descubren los dos tramos de arena unidos.

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