Paisajes increíbles, pueblos llenos de encanto, parajes solitarios que se asoman a impresionantes acantilados, costumbres ancestrales que se pierden en la noche de los tiempos... Estos son algunos de los atractivos de Escocia. Pero, ¿qué otra cosa se asocia, invariablemente a este rincón de Gran Bretaña? Pues, indudablemente, su bebida nacional: el whisky. La propia palabra, que deriva del vocablo gaélico uisge beata, es decir, 揳gua de vida ya arroja mucha luz sobre la importancia que ha tenido esta bebida a lo largo de los siglos. Y es que al whisky, que comenzó a elaborarse en los monasterios, se le atribuyeron muy pronto cualidades medicinales, de manera que era prescrito por los médicos para aliviar los cólicos, la viruela, e incluso, la parálisis cerebral.
Si le apetece conocer algunas de las destilerías más legendarias del mundo, al mismo tiempo que disfrutar de las fiestas y el folclore que se desarrolla en torno al whisky, anímese a visitar las 慣ierras altas (Highlands) escocesas. El otoño es una de las mejores épocas, porque se celebran innumerables fiestas gastronómicas que giran en torno a esta bebida tan famosa. Así, por ejemplo, entre el dos y el cinco de octubre se celebra en localidades como Inverness o Nairm el llamado festival Fortify the spirit, una oportunidad única para saborear la mejor comida escocesa y, cómo no, el mejor whisky del mundo.
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