Naoshima, la isla japonesa de las calabazas gigantes
A Naoshima hay que llegar con la mente muy abierta porque esta isla rompe todos los esquemas. No se parece a ninguna otra: aquí crecen calabazas gigantes al borde del mar, los museos son hoteles y se encuentran bajo tierra y la estatua de la libertad se cuela dentro de una casa desestructurada… Cuesta entenderlo, pero es lo que tiene el arte contemporáneo. De eso esta pequeña y tranquila isla del Mar Interior de Japón sabe mucho, que por algo es conocida como la isla del arte y la arquitectura moderna. Esto es lo que más nos ha sorprendido de ella.
Atardecer junto a la calabaza amarilla símbolo de Naoshima / Foto: Gonzalo Azumendi.
Jóvenes en el ferry llegando al puerto de Miyanoura, en Naoshima, una travesía de 15 o 20 minutos desde Okayama / Foto: Gonzalo Azumendi.
La bicicleta es uno de los transportes más habituales en la isla de Naoshima / Foto: Gonzalo Azumendi.
Atardecer en la isla de Naoshima, una de las 3.000 que salpican el Mar Interior de Japón / Foto: Gonzalo Azumendi.
Uno de los museos que forman el complejo de Benesse / Foto: Gonzalo Azumendi.
En los museos de Naoshima, obra de Tadao Ando priman el minimalismo y el silencio / Foto: Gonzalo Azumendi.
Benesse House un hotel-museo y un museo-hotel / Foto: Gonzalo Azumendi.
La cafetería principal de Benesse House, con vistas al mar / Foto: Gonzalo Azumendi.
Alta cocina japonesa en el restaurante de Benesse House / Foto: Gonzalo Azumendi.
La calabaza roja situada en el puerto de Miyanoura invita a entrar y salir de su interior por sus agujeros / Foto: Gonzalo Azumendi.
El icono de Naoshima es una calabaza de color amarillo de la artista Yayoi Kusama / Foto: Gonzalo Azumendi.
Los habitantes de Naoshima siguen manteniendo vivas sus tradiciones, como la pesca. En la imagen, una curiosa forma de cómo secan los pulpos al sol / Foto: Gonzalo Azumendi.
La antigua casa del dentista, convertida en un mini museo en Honmura / Foto: Gonzalo Azumendi.
La réplica de la estatua de la Libertad se ha colado en una de las casas convertidas en pequeños museos de Honmura, concretamente en la antigua casa del dentista / Foto: Gonzalo Azumendi.