48 horas en… Lisboa o cómo vivir un sueño atlántico
Puede que sean sus entrañables tranvías, o esa inmensa luz marítima que lo invade todo. Quizá el romanticismo de sus palacios desvencijados, el ambiente popular de sus barrios laberínticos o el recuerdo de las hazañas ultramarinas. Hay algo intangible en la capital lusa: un estado de ánimo que contagia al visitante.