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Dónde está: a la sombra de las montañas del Atlas, en medio de un oasis de palmeras y olivos, y teñido de rojo por los últimos rayos del atardecer, se alza el hotel Amanjena, cuya silueta se refleja nítida en las cristalinas aguas de un inmenso lago. El nombre de Amanjena significa “paraíso pacífico”, todo un indicio de lo que se encuentran los viajeros que deciden acercarse hasta este bello enclave, situado a tan sólo 7 kilómetros de Marrakech y a muy pocos minutos del gran desierto del Sáhara.
Cómo es: consta de 34 pabellones-suites y de 7 apartamentos para dos personas, que son atendidos por un mayordomo particular.
Su arquitectura, con patios, piscinas y jardines privados al aire libre, sus espaciosas habitaciones y cuartos de baño con los más exquisitos detalles y comodidades, así como su decoración (arcos lobulados, motivos cerámicos o bellísimas alfombras y kilims que cubren suelos y paredes) evocan el refinamiento de la cultura marroquí. |
