Núremberg, un museo de historia al aire libre

Abierta, moderna y cargada de planes culturales, la ciudad que es el retrovisor del pasado alemán, de su grandeza y de su tragedia, figura entre las más aplaudidas de Europa por su calidad de vida.

por NOELIA FERREIRO

Hay ciudades que están asociadas a un nombre, a una fecha, a un acontecimiento, y otras que sobre esta circunstancia alientan un panorama vivo, una escena contemporánea que llega cargada de futuro. Así es Núremberg, la famosa metrópoli alemana, irremediablemente ligada a un episodio, pero al mismo tiempo capaz de reinventarse cada temporada con una buena dosis de proyección cultural.

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Porque si algo es la segunda urbe más grande de Baviera, por encima de todo, es una lección de historia, un museo al aire libre que repasa los hitos del pasado alemán. Con sus luces y sus sombras, con aquello que se pierde en el recuerdo, con lo que nunca se debe olvidar. Como la vida misma, vamos.

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Pero además, Núremberg, con su bonito casco histórico abrochado por una muralla medieval, con su entramado de angostas galerías a orillas del río Pegnitz, con su imponente castillo (kaiserburg-nuernberg.de/) dominando el perfil urbano, es también una revisión del arte del Renacimiento que dejó un reputado pintor, el sabor de unas salchichas fritas que sólo se encuentran por estos lares, el fervor de la vida nocturna con una escena musical de primer orden o el placer de tomar una cerveza propia tan negra como el café.

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LA HUELLA NAZI
Aunque de un pasado mucho más luminoso está trenzada su historia (fue la capital no declarada del Sacro Imperio Romano y la residencia favorita de los reyes germánicos), nada puede despegar a este lugar de su implicación con el Tercer Reich. Núremberg fue el rincón donde Hitler desarrolló los más subliminales actos de exaltación nazi, donde llevó a cabo los más espectrales desfiles nacionalsocialistas,  donde prendió la mecha del antisemitismo para darse los más inexplicables baños de masas. La que siempre consideró 'la ciudad más alemana de Alemania' está sembrada de testimonios de aquella megalomanía que acabó conduciendo a la mayor catástrofe universal de los tiempos modernos.

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Nadie que visite esta metrópoli debe perderse el Recinto de Concentraciones del Partido Nazi, donde está el Campo de Zeppelín y el antiguo Pabellón de Congresos (que fue concebido para una capacidad de 50.000 personas, pero que nunca fue finalizado) que alberga hoy el Centro de Documentación (museums.nuernberg.de/documentation-center/) donde hacer un repaso a este capítulo de la historia. Como tampoco puede perderse la sala del tribunal 600 del Palacio de Justicia (museums.nuernberg.de/memorium-nuremberg-trials/) donde, en 1946, se acusaron y juzgaron a los principales criminales de guerra de la infamia nazi. Fueron los famosos Juicios de Núremberg, que permanecerán para siempre en la memoria.

ARTE DE AYER Y HOY
El arte en Núremberg viene marcado por Alberto Durero, el más famoso artista del Renacimiento alemán, del que se conserva la casa donde vivió y trabajó durante años. Pero también en las posteriores reinterpretaciones de su obra, como aquella escultura de Junger Gortz que versiona su famosa Liebre. Está, por cierto, a la salida del llamado Búnker del Arte, aquella cueva en la colina del castillo que, durante la guerra, protegió de las bombas los tesoros artísticos de la ciudad.

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También la música tiene un destacado lugar de la mano del jazz. Para eso está, entre otras múltiples salas, el Jazzstudio (jazzstudio.de/), el más antiguo de Baviera y el segundo de toda Alemania, que es un club mítico que acoge a genios internacionales. Y para eso están también los dos conciertos estivales (Classic Open Air) de la Orquesta Filarmónica y la Orquesta Sinfónica de Núremberg, que reúnen a más de cien mil amantes de la música clásica en un picnic festivo en el Luitpoldpark.

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GASTRONOMÍA RICA
La ciudad con mayor densidad de cervecerías del país presume de la particularidad de sus salchichas fritas Bratwurst, más pequeñas que sen otros rincones germanos. Y aunque hay puestos desperdigados por toda la ciudad donde poder degustarlas, uno de los restaurantes más típicos es Goldenes Posthorn (goldenes-posthorn.de), en pleno centro, especializado en cocina tradicional francona. También en Das Steichele (steichele.de/), donde además de la omnipresente cerveza, podrás degustar un buen vino de la región, que también los hay y muy ricos.

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MUY PRÁCTICO
Ryanair tiene vuelos directos desde Madrid a Núremberg los lunes, miércoles, viernes y domingos a precios muy interesantes. También se puede volar desde Barcelona, Málaga, Alicante y Palma de Mallorca.

Una buena opción de alojamiento, céntrica, funcional y confortable, es el NH Collection Nürnberg-City (nh-hoteles.es), de cuatro estrellas, con una agradable terraza de verano y el único en la ciudad que dispone de su propio huerto.