Formentera más allá de sus playas: los secretos del paraíso mediterráneo

Una artesanía inspirada en los colores del paisaje y una gastronomía digna de dioses que cuenta hasta con estrella Michelin. Todo ello bajo el marco del azul más profundo de sus aguas y de rincones donde empaparse de soledad y silencio. Descubrimos por qué la menor de las Pitiusas es, durante todo el año, una de las islas más hermosas del mundo.

por Noelia Ferreiro

El hechizo se lo da su luz especial y el azul imposible de ese mar alfombrado de posidonia que le confiere una transparencia más bien propia del trópico. Formentera es un reducto virgen del Mediterráneo, una isla de bolsillo donde no caben las prisas, un pequeño paraíso empeñado en conservar su pureza y en mantenerse lo más alejado posible del mundo. Ni los corsarios, ni la fantasía de Julio Verne, ni el impacto cinematográfico de Lucía y el sexo han logrado contaminar su esencia. Y aunque el verano es un borboteo de turistas y yates de lujo, su autenticidad pervive todas las temporadas bajo esa aureola hippy que la situó en el mapa en la catarsis de los años 60.

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 De sus playas, algunas de las cuales se cuelan entre las mejores del planeta, no sólo maravillan sus tonalidades turquesas al abrigo de una arena blanca y fina, sino también la soledad de sus parajes ajenos a la construcción masiva. Desde la más famosa, Ses Illetes, a la más larga, Migjorn, pasando por las bellezas de Levante, Es Pujols o Cala Saona, sólo por citar unas cuantas.

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 Pero Formentera es mucho más que su litoral salvaje. La isla que enamoró a Bob Dylan, Jimi Hendrix o Eric Clapton despliega su encanto también en el interior: pintorescas poblaciones, faros y molinos, lagos y salinas, grutas ocultas y frondosos bosques de sabinas y pinos que serpentean entre dunas y rocas. Visitarla en cualquiera de los meses del año pasa, además, por descubrir ciertos secretos que solo encontraremos aquí:

UNA ARTESANÍA QUE SE INSPIRA EN LA ISLA

Atraídos por sus colores, muchos son los artistas que llegaron a Formentera para alumbrar un trabajo artesanal inspirado en elementos del paisaje. Es el caso de José Marcos Garzón y su marca Ishvara (formenteraishvara.com) de calzado y complementos. Un artesano que saltó desde un puesto callejero a aparecer en el New York Times y acabar vendiendo en la Quinta Avenida. En Sant Francesc Xavier, la capital, reside su tienda original, donde podemos encontrar las sandalias que luce la mismísima Kate Moss.

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También Enric Majoral, natural de Sabadell, conoció la isla en los setenta y decidió crear su propia firma: Joyas Majoral (majoral.com/es), que hoy goza de dos tiendas y de un taller en Formentera. Sus piezas de plata y oro, acabadas a mano, son un tributo a este mar: sus matices, sus elementos… y, por supuesto, la posidonia.

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Y moda, joyería y creaciones basadas en la época dorada del cine es lo que ofrece Obi (obiformentera.com), también desde la capital. Una marca adscrita al slow fashion con prendas que se renuevan lentamente para usar no sólo una temporada sino como fondo de armario. ¿La clave? Tejidos con materiales naturales y diseños basados en la ponibilidad atemporal, que valen toda una vida.

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UNA GASTRONOMÍA CON MUCHO ARTE

A menudo desapercibido, el saber culinario de Formentera es una representación de la cocina mediterránea. Una gastronomía tradicional que tuvo que tirar de ingenio para paliar la escasez que le provocaba el aislamiento. La solución, que pasaba por sacar el máximo provecho a las materias autóctonas, erigió al pescado de la isla en el ingrediente crucial.

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A día de hoy, el peix sec (peixsec.com), secado artesanalmente con un proceso natural, es el rey de la gastronomía. Con él se elabora el plato formenterense más típico: la ensalada payesa, que preside el amplio recetario de los fogones del lugar. A saber: calamar a la bruta (con butifarra y sobrasada), frit de bestiar (con cordero y verduras) y postres deliciosos como la greixonera o el flaó. Todo ello regado con el famoso vino de La Mola que tiene en la bodega Terramoll (terramoll.es/) una de sus grandes referencias.

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Comer en Formentera es un placer ineludible y para ello están sus restaurantes en primera línea del mar. Es Còdol Foradat (Tfno.: 971 328 281), en Migjorn y Es Caló (Tfno.: 971 327 311), en la cala del mismo nombre, son dos buenos ejemplos. Pero también para los más gourmet hay un lugar en la isla: Can Dani (candaniformentera.com), el establecimiento que atesora la primera Estrella Michelin pitiusa.

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MUY PRÁCTICO

A Formentera se llega por mar desde Ibiza con navieras como Trasmapi (trasmapi.com) que ofrece ferrys cada media hora entre las dos pitiusas.

Dos imprescindibles alojamientos con encanto son el Hotel & Spa Cala Saona (hotelcalasaona.com) con acceso directo a la playa y el Hotel & Spa Es Marès (hotelesmares.com) con un lujoso diseño que recoge la esencia de la isla.

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