Alejandra de Hannover, la Arena y otras estrellas que brillan en Verona

Del ilustre escenario en el que este fin de semana la hija pequeña de Carolina de Mónaco dará rienda a suelta a su pasión: el patinaje sobre hielo, a los puentes sobre el Adigio o los rincones más románticos marcados por la leyenda de Romeo y Julieta. Nos damos un paseo por esta preciosa ciudad italiana.

por hola.com

LA ARENA DE VERONA
Hace tiempo que los combates entre gladiadores dejaron paso a otro tipo de espectáculos más pacíficos. Ahora son cantantes líricos y hasta patinadores –como Alejandra de Hannover, la hermana pequeña de Carlota de Mónaco, que participa en la ópera Intimissimi sobre hielo- los que se mueven a sus anchas por esta construcción de mármol rosa que es el ejemplo más grandioso de la herencia romana de Verona y abre sus puertas en plena plaza del Brà. Lo construyeron los romanos en el siglo I d.C y además de ser el símbolo de la ciudad es el teatro lírico más grande del mundo al aire libre.

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LOS PUENTES DEL ADIGIO
Las aguas del río Adigio abrazan y se abren paso en Verona antes de continuar camino del Adriático, donde desemboca. Así que cruzar de una orilla a otra es un ejercicio de lo más entretenido, al que ayudan sus diez puentes. Los hay de todos los estilos, desde el romano de Piedra, al medieval de Scaligero, almenados como el de Castelvecchio y, por supuesto, también modernos, como el de Garibaldi.

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LOS RINCONES DE ROMEO Y JULIETA
Shakespeare tiene la culpa de que Verona sea una de las ciudades más románticas del mundo. Y eso que no llegó nunca a pisarla. Pero así fue gracias a su recreación de la leyenda de Romeo y Julieta. Siguiendo el rastro de los dos desafortunados amantes hay que adentrarse en el palacete que fuera residencia de la familia Capuleto (Cappello, 23), para admirar su famoso balcón y su ventana gótica -más tarde añadidos para acrecentar la leyenda-, cumplir con los rituales de colgar en la pared una carta de amor y atreverse a tocar el pecho a la estatua de Julieta que decora el jardín.

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PIEDRAS ROMANAS
Más allá de la Arena y del Puente de Piedra, la herencia romana en Verona guarda otros testimonios. Y es que la que fuera fundada en el siglo I a.C. llegó a ser un gran centro urbano gracias a su ubicación geográfica. El Teatro Romano, a los pies de la colina di San Pietro y que acoge un museo arqueológico, además del Arco dei Gavi o la Puerta Borsari, además de la zona arqueológica de la Puerta de los Leones bien merecen un vistazo.

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DE IGLESIA EN IGLESIA…
La colección de templos que conforman el catálogo de Verona es abrumadora. Empezando por la catedral, que aquí llaman Duomo, siguiendo por la iglesia de Santa Anastasia, la más grande de Verona, y la basílica románica de San Zenón, cuyo campanario de 72 metros aparece mencionado por Dante en la Divina Comedia y, según el mito, se casaron Romeo y Julieta. Y si todavía se quiere más, la de San Giorgio in Braida, muy cerca del Puente de Piedra y del Teatro Romano, también posee gran interés.

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… Y DE PLAZA EN PLAZA
De día o de noche, cenando en una de sus terrazas o paseando por ella, la plaza de Brà es el corazón de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad. Su arquitectura, sus colores, su ambiente, sus restaurantes o sus heladerías le aportan ese aire romántico. Pero el paseo debe continuar más allá siguiendo sus señoriales avenidas en busca de otras dos imprescindibles, como la plaza delle Erbe (plaza de las Hierbas) -antiguo foro de la ciudad romana- y la dei Signori, dominada por la torre de los Lamberti, y rodeadas ambas de palacios y casas antiguas.

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