Navegando por las islas Cícladas en barco de línea

Ni yates, ni lujosos cruceros. Hemos encontrado la fórmula más práctica y asequible para que descubras este archipiélago sin arruinarte y además sin la dictadura del reloj: saltando de una isla a otra sin itinerario fijo a bordo de los ferrys que las enlazan. Cincuenta postales en azul y blanco que son pura esencia mediterránea para descubrir desde el mar.

por Noelia Ferreiro

La cúpula azul de una iglesia ortodoxa dominando la bahía, pueblos encalados sobre acantilados volcánicos, playas resplandecientes, infinitos olivares, un molino quijotesco recortando el atardecer, una señora de negro trajinando en la cocina de una taberna del puerto. Las Cícladas encarnan el acervo de imágenes que comúnmente se tienen de Grecia. Esta cincuentena de islas desperdigadas por el mar Egeo tiene tal combinación de elementos que en ellas hay sitio para todo viajero: cazadores de puestas de sol, discotequeros, nostálgicos de héroes, dioses y poetas, amantes de la buena mesa, rastreadores de civilizaciones perdidas o simples mortales que tal vez sueñan con un naufragio en alguno de sus pequeños paraísos.

A las Cícladas hay que conocerlas despacio. Para ello están los barcos de línea que se mueven entre las islas con una frecuencia razonable. En ferry, catamarán o hidroplano, es fácil devorar este rincón sin un programa preestablecido. Sobre todo en temporada alta, cuando hay decenas de conexiones entre las Cícladas menores y mayores. La geometría que dibujan también ayuda, dispuestas como están en forma de círculo en torno a la sagrada Delos, que hoy es un recinto arqueológico.

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LAS IMPRESCINCIBLES SANTORINI Y MIKONOS
Son las más visitadas por derecho propio, porque en ellas se capturan las postales más reconocibles de la Grecia insular. La primera, con su caldera en forma de media luna y sus peñones multicolores, brinda los más bellos atardeceres del mundo. Mikonos es la fiesta de las Cícladas, pero es también un laberinto de casas cubistas con las puertas en añil, terrazas que cuelgan sobre el mar enC la Pequeña Venecia y playas donde se alarga la noche en discotecas y bares de copas.

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EN EL NORTE
Alejadas de las más famosas y empezando por el norte la trayectoria circular, Andros, Tinos, Syros y Kea disfrutan de un turismo más sosegado, amén de un paisaje más yermo: típicos muros de obra seca en el espacio que las montañas dejan libre, palomares como palacios construidos por los venecianos y playas más solitarias.

RUMBO A NAXOS
En el centro y hacia el sur se encuentra la más grande, Naxos, bastante bien comunicada con el resto del archipiélago. Aquí donde el ingrato Teseo dejó abandonada a Ariadna, el aire que llega del monte Zeus refresca los huertos y viñedos y sus más de 500 iglesias. Su vecina Paros, con su apéndice Antiparos, es el centro neurálgico de las Cícladas y donde es posible hallar casi todos los enlaces. Un buen lugar para relajarse en sus pintorescos puertos pesqueros y pasear por los pueblos labrados con el mármol que nace en su cantera, con el que también se moldeó la Venus de Milo.

IOS, EN EL SUR
Aquí no solo se descubre la tumba de Homero en un mirador sobre el mar, también un rosario de playas, presididas por la de Manganari, que se cuentan entre las mejores. Folegandros, puro acantilado rocoso con dos aldeas remotas; y Amorgos, con sus montes picudos y sus restos arqueológicos, destacan entre otras muchas con la misma escenografía blanquiazul.

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CÍCLADAS MENORES
Entre tanto trasiego, queda solo abrazar la soledad en las Cícladas Menores, encajadas entre Amorgos y Naxos y parcialmente habitadas. Buena opción para vivir una experiencia más auténtica, con un ritmo tan solo perturbado por los ecos de la Antigüedad.

GUÍA PRÁCTICA

CÓMO LLEGAR
Para llegar a las Cícladas desde la capital griega, se puede optar por el avión en el caso de las islas que tienen aeropuerto (Mikonos, Santorini, Siros, Naxos, Paros y Melos). Otra opción interesante es el transporte marítimo desde Atenas a las Cícladas. Los ferrys operan desde los puertos continentales de El Pireo, Lavrio o Rafina. Las islas con más conexiones con tierra firme son Paros, Naxos, Ios y Santorini, las más visitadas. A las del norte se suele acceder desde Rafina.

CÓMO MOVERSE
En ferry, Paros es la isla que cuenta con más enlaces. El resto, a excepción de Santorini y Mikonos, conectan con las islas de los alrededores (ferryto.es/Cyclades_Islands_Ferries.html)‎. En hidroplano y catamarán se suele emplear en sus trayectos la mitad del tiempo, pero los pasajes se acaban antes, por lo que hay que reservar con antelación. También se viaja más apretado y sin posibilidad de salir a cubierta. Las islas más turísticas ofrecen también un servicio en barco para rodearlas navegando; son los boat-tour o lanchas motoras, que suelen constar de una excursión de cuatro o seis horas con paradas para bañarse en calas a las que solo se llega por agua con comida a bordo y un brindis final en alta mar. Se puede consultar en los propios puertos.

DÓNDE DORMIR
La experiencia más plena es elegir la opción de las domatia, el equivalente griego al bed and breakfast: habitaciones en casas particulares, a veces habitadas por sus propietarios, pero la mayoría destinadas a este uso como anexo a la casa familiar. Además, es una forma de interactuar con los locales en sus típicas casas blancas y de degustar un desayuno casero, por supuesto con yogur. Para los que prefieran un hotel lujoso, nada como la experiencia de alojarse en el Grace (gracehotels.com) de Santorini, con exclusivas habitaciones blancas, como la propia isla; o en el Calme (calmehotelparos.com) en Paros, con maravillosas vistas al mar.

DÓNDE COMER
En Mykonos, en Alefkandra, uno de los restaurantes más populares de la isla, sobre la playa de la ‘Pequeña Venecia’. En Santorini, Papagalos (papagalorestaurant.com), en el pueblo de Oria; mientras que en Naxos, la taverna Maro’s es el lugar preferido de los lugareños por sus delicias locales.