Angelina Jolie y Brad Pitt, enamorados de la Provenza
Viajamos por la campiña francesa para descubrirte el Château Miraval, escenario en el que ha tenido lugar la ceremonia, y otros imprescindibles en su entorno.
Tiene una pequeña capilla, viñedos, lago, fuentes, piscina, foso, bosque… Y además está en la campiña francesa, cerca de Aix-en-Provence. El Château Miraval lo tenía todo y más para que la famosa pareja de actores, tras nueve años de relación, seis hijos y dos años después de que se comprometieran, celebrara en él un enlace de cuento de hadas. Y así fue el sábado 23 de agosto.
Al final de un camino de tres kilómetros, este refugio ofrece la privacidad que Angelina Jolie y Brad Pitt buscaban para su boda. Un castillo en una finca de más de 400 hectáreas, con 35 habitaciones, además de bodega donde dos de las estrellas más famosas de Hollywood producen vino bajo las denominaciones de origen Coteaux Varois y Côtes de Provence.
Desde que en 2008 adquirieran el château por 35 millones de euros, primero con opción a compra y posteriormente como propietarios, se ha convertido en uno de los refugios preferidos de la familia cuando escapan de los focos.
Aunque el castillo está ubicado en el medio de una gran extensión de campos y suaves colinas, hay otras mansiones con dueños famosos en las cercanías, como Bono y Johnny Depp, que también se enamoraron de esta región paralela a la Costa Azul.
AIX-EN-PROVENCE La capital de la Provenza es una elegante ciudad de arboladas avenidas, deliciosas placitas y fuentes monumentales; atractivos a los que se suma el agua termal. Conviene descubrir sus encantos siguiendo la ruta de Cézanne, su hijo más emblemático, además de la forma más artística de no perderse nada.
GRASSE Rodeada de campos de lavanda, jazmín y rosas, aparece la silueta recortada de Grasse, la capital del perfume desde el siglo XVI, cuyo Museo Internacional del Perfume da muestras de su importancia en la historia de Francia.
SAINT PAUL DE VENCE Este pequeño pueblo fortificado aún conserva toda la esencia medieval en su adoquinado casco histórico. En él residió toda una plétora de pintores, de Matisse a Chagall, de Renoir a Modigliani, pero también directores y estrellas del cine, como Yves Montand, Romy Schneider, Roger Moore o Tony Curtis, que cayeron rendidos ante tanta belleza inalterable.