¿Por qué los famosos adoran Cerdeña?
Para confirmar un noviazgo, hacer una escapada en pareja o coincidir con los amigos. Un destino de lujo de la jet internacional.
Cerdeña ha dado mucho juego este verano a los famosos. Uno de ellos ha sido Andrés Iniesta, que junto a su mujer Anna Ortiz han elegido esta isla italiana, en la que ya pasaron unos días en 2011, para celebrar su segundo aniversario de boda. Allí han estado con su compañero en la selección Cesc Fábregas, que también repite, y su pareja Daniella Semaan.
Otras que también se han dejado fotografiar en plan romántico han sido Elisabetta Canalis y su novio Brian Perri, relajados disfrutando de la playa; y en un barco sobre las aguas del Mediterráneo, la estrella de High School Musical, Zac Efron y la mujer fatal de The Fast and The Furious, Michelle Rodríguez, pillados dándose el beso que confirma todos los rumores sobre su noviazgo.
Pero no son los únicos, con Fábregas coincidió hace dos años en la isla Rafa Nadal. Y también ese verano pasaron por la segunda isla más grande del Mediterráneo Roger Federer e Irina Shayk. Pero la lista de incondicionales es larga, muy larga y en ella también figuran Jack Nicholson, Bruce Willis, George Clooney, Valeria Mazza o los Casiraghi.
Desde que en los años 60, el Aga Khan y su corte de amistades se propusieron hacer de las calitas de esta bellísima isla de Italia un refugio de lujo de la jet internacional, no hay verano que no esté en el punto de mira de ricos y famosos del panorama nacional e internacional.
¿Y qué es lo que les gusta de Cerdeña? Para empezar, las playas de la Costa Esmeralda, un auténtico paraíso en el norte de la isla, perfumadas por los aromas del monte mediterráneo y salpicadas de roquedales modelados por el mistral. Desde la más larga de Liscia Ruia hasta las más familiares playitas gemelas de arena blanquísima de Carpriccioli; también las más frecuentadas por las celebridades –Spiaggia del Principe, Spiaggia Pevero y Cala di Volpe-, o la de Romazzino, flanqueada de elegantísimas villas.
También Porto Cervo y Porto Rotondo, epicentro de los glamourosos veranos de la Costa Esmeralda, donde se levantan hoteles exquisitos, románticas terrazas con vistas asombrosas, restaurantes de primera y estilosísimos locales de copas. En sus alrededores de belleza agreste no faltan alicientes como recalar en los misteriosos restos megalíticos de Nuraghe Albucciu, o las ruinas del templo di Malchittu.
Sugerentes son las puestas de sol que se disfrutan desde los divanes del Phi Beach de Forte Cappellini, la temporada de regatas entre junio y septiembre y, solo para elegidos, el ambiente del Billionaire Club de Flavio Briatore, donde codearse día y noche con la jet.
Y, además otros tesoros que no hay que perderse en esta isla salvaje es Alghero, el casco antiguo más pintoresco de Cerdeña, o Cagliari, la capital sarda, volcada al mar; las fantasmagóricas moles de granito esculpidas por el viento y las olas de Capo D’Orso y Capo Testa o, imprescindibles, las siete islitas del archipiélago de La Magdalena, un idílico universo de calas y escolleras posadas sobre un mar de transparencias caribeñas que se pueden explorar en pequeñas embarcaciones desde el pueblito de Palau. Así es la esencia de Cerdeña.