La Graciosa, la isla sin asfalto
650 habitantes, 27 kilómetros cuadrados, dos barcos para cruzar desde Lanzarote y cero carreteras. Volcanes rojos, playas radiantes y aguas turquesas. Así es La Graciosa, la más desconocida de las Canarias: una isla de casas blancas y bicicletas, de águilas y tabaibas, de pescadores y unos pocos visitantes que se saben en el paraíso.
Casi todo el mundo cree que las Canarias son siete, pero la verdad que hay una octava, que no es la isla fantasma de San Borondón, sino La Graciosa, donde habitan 650 personas, todas en la capital y única población viva, Caleta del Sebo, desde donde van y vienen en dos barcos de línea a Lanzarote, isla de cuyo extremo septentrional les separa un estrecho de poco más de un kilómetro. No hay puentes, túneles, ni aeropuertos. Tampoco hay ruidos, polución, ni miles de forasteros arrastrando maletas de acá para allá. De modo que, al atardecer, uno se puede sentar en la orilla y ver cómo eran las Canarias antes de que se inventara el turismo, los pescadores tocados con los típicos sombreros gracioseros, limpiando las capturas del día delante de sus casitas blancas.
Por motivos conservacionistas, tampoco hay carreteras asfaltadas, pero hay pistas de tierra que permiten desplazarse en taxis todoterreno o, como la isla es pequeña [unos 27 kilómetros de contorno], en bicicleta de alquiler e incluso a pie. En bici se va bien a la playa de las Conchas, que está en el norte, a cinco kilómetros largos de Caleta del Sebo, y es la más bella de la isla y quizá de todas las Canarias: 600 metros de arenas doradas, bañadas por un mar de vibrante color turquesa y enmarcadas por el volcán Montaña Bermeja y el islote Montaña Clara, ambos de un rojo encendido.
De allí se puede volver dando un rodeo por la playa de la Lambra –que no es de arena, como parece, sino de minúsculas conchas– y por las soledades de Pedro Barba, un antiguo poblado, surgido al calor de un fábrica de salazón de pescado que funcionó hasta mediados del siglo XIX, y ahora es un bonito pueblo muerto, o más bien dormido, pues cada año se despierta con la llegada de algunos veraneantes que mantienen en pie las casas. En total, son 15 kilómetros de recorrido, lo cual no es mucho, siempre y cuando se lleve bastante agua, algo de comer y la adecuada protección solar, porque fuera de Caleta no hay nada, ni un árbol, ni una fuente y no digamos ya un chiringuito.
Otro día –o el mismo, si se tiene prisa y se está en buena forma– se puede ir pedaleando a la punta contraria, la que dicen del Pobre [7,4 kilómetros desde Caleta del Sebo], para admirar las fantasías que Vulcano, Eolo y Neptuno han labrado en las gualdas calizas del volcán Montaña Amarilla: toboganes, olas petrificadas, espigones, bañeras de gigantes… En España no hay nada igual, salvo, quizá, algunas calas rocosas del almeriense cabo de Gata, que son un capricho también de los mismos dioses.
A donde no se puede ir en bici es a las playas que se extienden al suroeste de Caleta del Sebo –la del Salado, la de la Francesa…– porque la pista es sumamente arenosa y las ruedas se hunden en ella cada dos pedaladas. El forzoso paseo a pie –por la pista o por la misma orilla– es una buena ocasión para apreciar la riqueza de estos cielos [pardelas cenicientas, paíños pechialbos, cernícalos, lechuzas, halcones de Eleonor, águilas pescadoras…], que, junto con la de los fondos submarinos, ha hecho a La Graciosa merecedora de nada menos que ocho figuras de protección, desde parque natural hasta reserva de la biosfera, pasando por varios lics y zepas. Al final, como a una hora de camino, está la playa de la Cocina, la segunda más bella de la isla, también de aguas increíblemente verdeazuladas, pero más pequeña y recogida, resguardada del viento y el oleaje bajo las faldas color mostaza de la Montaña Amarilla.
GUÍA PRÁCTICA
Cómo llegar
Dos navieras, Líneas Marítimas Romero [tel. 928 84 20 55, lineasromero.com] y Biosfera Express [tel. 928 84 25 85, biosferaexpress.com] hacen la travesía de Órzola [Lanzarote] a Caleta del Sebo [La Graciosa]. Sale un barco cada hora, aproximadamente, desde el amanecer hasta la puesta del sol, y el trayecto dura 20 minutos. Desde el aeropuerto de Lanzarote a Órzola se puede ir en taxi o en autobús [arrecifebus.com] pasando por la capital, Arrecife.
Cómo moverse
Este islote para viajeros sensibles es una isla llana, con cuatro conjuntos volcánicos, el más alto el de Las Agujas con 266 metros y no tiene carreteras asfaltadas, por lo que es muy recomendable recorrerla a pie o en bicicleta, aunque también en taxis todoterreno. También recomendables son las excursiones marítimas.
¿Sabías que....?
Los fondos submarinos de La Graciosa atesoran la mayor biodiversidad de las Canarias, de hecho es la mayor Reserva Marina de Europa. Puede hacerse a través del Centro de Buceo en Lanzarote Native Diving [nativediving.com] También las mismas navieras que llevan a Caleta del Sebo desde Lanzarote ofrecen salidas de buceo y excursiones en barco alrededor de la isla y a las islas menores que forman con ella el llamado archipiélago Chinijo [chico, en la jerga local]: Montaña Clara, Alegranza, el Roque del Este y el del Oeste.