Una ruta circular por las perlas de la Riviera suiza
Del castillo de Chillon a Lausana, pasando por Montreux, Vevey y los famosos viñedos de Lavaux. Un recorrido en torno al lago más romántico de Suiza.
Es su romántico enclave lo que enamora a primera vista del castillo suizo de Chillon, estando como está este clásico de las postales suizas sobre un islote rocoso del lago de Ginebra. Ahí lleva desde que en el siglo XIII fuera construido por la Casa de Saboya. El que sirvió de inspiración para Jean-Jacques Rousseau y para Lord Byron ofrece un recorrido que lleva desde sus mazmorras hasta la atalaya, pasando por su capilla privada y sus estancias más nobles.
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MONTREUX
Más allá de su enclave, en una bahía protegida del Lago Lemán cercada de viñedos, de su clima suave, de su vegetación mediterránea, sí, mediterránea, que aquí crecen pinos, cipreses y palmeras, de ser refugio de famosos de ayer y hoy, Montreux es el centro de todas las miradas como capital de la Riviera del Vaud. Y en el mes de julio mucho más, cuando se celebra el Montreux Jazz Festival en diversos escenarios y parques de la ciudad, por el que han pasado todos los grandes, desde Miles Davis hasta Ray Charles, incluyendo a David Bowie o Prince, y que este verano volverá a hacer vibrar la ciudad durante dos semanas. Una vez en Montreux hay que tomar el tren panorámico que lleva de Montreux por Gstaad al Oberland bernés, navegar en un vapor de ruedas por las aguas del Lago Lemán y contemplar los edificios belle epoque que se suceden a lo largo de la carretera ribereña, como el elegante Fairmont Le Montreux Palace, y elegir entre el sinnúmero de posibilidades de excursiones por los Alpes cercanos.
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VEVEY
Unida con Montreux por un paseo ribereño lleno de palmeras y flores, que lleva más allá hasta el castillo de Chillon, esta otra perla de la Riviera de Suiza guarda muchas semejanzas con su vecina: el panorama alpino, los viñedos, sus suntuosos hoteles estilo belle epoque que recuerdan que la ciudad vivió un auge a finales XIX… Pero con algunas señas de identidad distintas, el recuerdo de Chaplin, que vivió los últimos 25 años de su vida en esta ciudad, y que hoy rememora un monumento en la orilla del lago; el Alimentarium Vevey, sede principal del consorcio de alimentos Nestlé; la calle del vino, un sendero temático, con posibilidades de degustación, que lleva por los viñedos soleados de Lavaux entre Lausana y Montreux; y el Festival des Artistes de Rue, que se celebra en agosto, y en el que durante tres días grupos de artistas presentan más de cien espectáculos callejeros en las plazas del casco antiguo de Vevey.
LOS VIÑEDOS DE LAVAUX
“El vino es poesía embotellada” escribió el autor escocés Robert Louis Stevenson a finales del siglo XIX. Si el autor de La isla del tesoro hubiera visitado el lago Lemán, seguro que hubiera descubierto que el vino ya es pura poesía en los viñedos. Entre Lausana y Montreux se extiende una de las zonas de viñedos más grandes y pendientes de Suiza, el Lavaux. Las terrazas construidas en las laderas, que desde 2007 forman parte del Patrimonio Mundial de la Unesco, invitan a una ruta placentera por viñedos encantados y ciudades medievales con bodegas tradicionales, unidas por una gran red de senderos. Lavaux puede visitarse a pie, o a bordo de dos pequeños trenes con ruedas (el Lavaux Express y el Lavaux Panoramic) que recorren sus caminos peatonales vitícolas haciendo un alto en varias bodegas, como el complejo Vinorama, en las que se puede disfrutar de una merecida degustación de sus vinos chasselas, muy afrutados, secos y de aromas sutiles que dejarán un delicioso recuerdo.
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LAUSANA
La segunda ciudad en el Lago Lemán tiene motivos más que sobrados para una escapada por sí misma. Por algo la capital de la región de Vaud fue elegida como sede del Comité Olímpico Internacional. Como ciudad universitaria es animada, pintoresca por su ubicación -construida en tres colinas rodeadas de viñedos y a orillas del lago Lemán, frente al impresionante escenario de los Alpes de Saboya-; monumental por sus suntuosos hoteles de lujo -como el Beau-Rivage Palace en Ouchy o el Hotel de l'Angleterre, en el que solía hacer noche Lord Byron-; cultural por sus museos –el del Olimpismo, la Collection de l'Art Brut en el castillo Beaulieu, la Fondation de l'Hermitage, el Musée fotográfico de l'Elysée…- y además su casco antiguo, coronado por su impresionante catedral gótica, tiene un especial encanto medieval, con pequeños callejones salpicados de cafés y boutiques y más allá el curioso barrio porteño de Ouchy. Un broche de oro perfecto por este collar de perlas que compone la Riviera suiza.
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