De los bosques de Ajlun al desierto de Wadi Rum. Si eres de esas personas concienciadas por la ecología y el medio ambiente, apunta Jordania entre tu listado de viajes pendientes.
Once reservas naturales, alojamientos ecológicos y naturaleza en estado puro. Así planteado, Jordania parece más un destino eco que cultural, su cara más conocida. Muy cerca de la capital, Amman, queda la Reserva Natural de Shaumari, la primera declarada en Jordania allá por 1975, creada especialmente para la reintroducción del oryx árabe en grave peligro de extinción. El recorrido lleva, no muy lejos de este espacio natural, a la Reserva de los Humedales de Azraqd, donde además de realizar una ruta a pie para contemplar el tránsito de diversas especies en época de migración, hay que alojarse en el Azraq Lodge, un antiguo hospital militar británico reformado con buen gusto, para participar en los talleres de artesanía en los que las mujeres locales exponen sus creaciones de productos de papel reciclado.
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Sin moverse de la zona norte del país, la pequeña Reserva Forestal de Ajlun es refugio de bosques de roble, algarrobo, pistacho y madroño, y también de animales como el corzo, el jabalí, el chacal o el lobo gris. Dentro de la reserva se pueden realizar diferentes rutas de senderismo y también otro tipo de actividades, como la elaboración de jabones usando ingredientes naturales. Los que deseen pasar la noche en la reserva tienen que alojarse en Ajlun Reserve Tented Bungalow, tiendas de campaña con baños de compostaje y duchas termosolares.
La Reserva de la Biosfera de Dana no solo es la más grande del país, también es la que concentra la mayor diversidad natural. La aldea de piedra, del siglo XIV y del mismo nombre, cuelga bajo la carretera del Rey en un precipicio con excepcionales vistas al impresionante valle donde se han catalogado 800 tipos de plantas y casi medio centenar de especies de animales. A pie o en bicicleta de montaña hay que seguir alguna de las rutas que recorren su interior, como obligado resulta dormir en uno de los numerosos alojamientos sostenibles de la Reserva. Feynan Ecolodge es el modelo ejemplar de ecoturismo. Situado en un lugar en el que solo se accede andando o en 4X4, el hotel fue construido de adobe e impresiona todavía más por la noche, cuando la luz de las velas ilumina el establecimiento mientras se disfruta de una cena vegetariana. Otras opciones dentro de Dana son el bonito Campamento Rummana, en una ubicación privilegiada y perfecto para despertarse con el trino de las aves, o Dana Guest House, otro ecolodge con vistas panorámicas a la reserva.
Al norte de Dana se descubre la única reserva natural del mundo bajo del nivel del mar, la de Wadi Mujib, que llega desde los 900 hasta los 400 metros bajo del nivel del mar, cerca del Mar Muerto. Se creó para la cría en cautividad del íbice nubio y actualmente alberga centenares de especies de plantas y animales. Cuenta con un impresionante programa de ecoturismo, con excursiones por los cañones y rápel por las cascadas. Un baño en las pozas permanentes de Wadi Mujib hará que esta ecoexperiencia sea irrepetible.
En contraposición a este paisaje verde y húmedo está Wadi Rum, un desierto único en el mundo por su espectacular paisaje lunar, sus impresionantes cañones y sus muchos pozos y manantiales que pasan desapercibidos entre puestas de sol inimaginables. Pernoctar en uno de sus campamentos beduinos, la mayoría sin electricidad, seguido al día siguiente por un paseo en camello, permite acercarse a la cultura beduina y tener una experiencia inolvidable en el desierto.