Un paseo por las nubes o el perfecto parque de atracciones de Suiza
En el primer teleférico descapotable y de dos pisos del mundo, en el monovagón más empinado de Europa o en un vagón belle epoque. Los remontes de montaña suizos combinan aventura con panorámicas de película.
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De todos los remontes de montaña de Suiza, uno de los más insólitos es el que asciende a la montaña de Stanserhorn. Conocido como CabriO, es el primer teleférico descapotable y de dos pisos del mundo, con la parte superior abierta para disfrutar del viento y de las panorámicas sin cables sobre la cabeza. Al placer de disfrutar de una comida o una cena a la luz de las velas en el restaurante Rondorama giratorio de la cima, se suma la de caminar acompañados de los rangers por las crestas y contemplar desde lo alto el lago de Lucerna, el monte Pilatus, el Bürgenstock, el Rigi y hasta los Alpes berneses.
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El funicular monovagón de Gelmer define a la perfección el concepto de parque de atracciones, ya que es el más empinado de Europa, con una pendiente del 106%. Construido en los años veinte del siglo XX como remonte de uso industrial para la construcción de la presa del lago de Gelmer, desde el 2001 está abierto a todo el público y circula al descubierto, lo que supone una experiencia única para todos los sentidos.
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Si la subida al pico del Rigi invita en verano a un viaje inolvidable lleno de nostalgia en una histórica locomotora de vapor, no menos mágica es la ascensión al monte Pilatus desde Alpnachstad en el tren cremallera más inclinado del mundo.
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De récord y por partida doble es el ferrocarril de montaña de Gornergrat. Inaugurado en 1898, fue el primer tren eléctrico de Europa y, además, es el tren cremallera al aire libre más alto de Europa, al que hay que subirse para contemplar desde la cima del Gorner vistas espectaculares al Monte Cervino.
Cuando se asciende en el teleférico que sube al Schilthorn, en la región de Interlaken, se tiene la sensación de volar al vacío desde el mismo inicio. Una vez arriba quedan ante los ojos otras cimas también espectaculares, como la Jungfrau, el Eiger y el Mönch. A la primera de ellas lleva un remonte de montaña que atraviesa las otras dos y consigue alcanzar la estación más alta de Europa, a 3.454 metros de altura.
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Por si no fueran ya bastantes atracciones, también están el funicular que desde Locarno lleva a Orselina, en el Ticino, desde aquí el teleférico a Cardada y a continuación el telesilla a Cimetta; y la panorámica pasarela de Cardada.
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También el tren cremallera que conduce desde Montreux sale en dirección a la cima de Rochers-de-Naye o los dos funiculares que finalizan en lo alto de Le Moléson, donde se encuentra el catalejo más grande del mundo. Un montón de aventuras para vivir y sentir a dos palmos del cielo.
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