Bali, el lugar donde Julia Roberts encontró el amor
Esta bellísima isla indonesia se ha convertido en un auténtico peregrinar de mujeres después de que la actriz, que da vida a la protagonista de ‘Come, reza, ama’, encontrará en ella el equilibrio y la paz interior que buscaba. Seguimos sus pasos por la isla de los dioses.
Basada en la novela autobiográfica de Elizabeth Gilbert, Come, reza, ama fue rodada en los verdaderos escenarios por los que la escritora y periodista norteamericana emprendió, en la vida real, su búsqueda tras el fracaso de su matrimonio hacia el equilibrio y la paz interior y a la que da vida en la ficción Julia Roberts. Al final de su periplo de cuatro meses por Italia y otros tantos por la India, en Bali se reencuentra, además de consigo misma, con el amor, a resultas de lo cual esta bellísima isla indonesia se ha convertido en los últimos tiempos en un auténtico reclamo para féminas, que llegan con el best-seller bajo el brazo en busca de respuestas vitales. Y eso que toparse con un Javier Bardem loco por una ni siquiera aquí esté del todo garantizado.
Ubud, aun encontrándose en el interior de Bali y, en consecuencia, no contar con ninguna de esas playas que atraen a la mayoría de los visitantes, es donde se teje la romántica historia entre Julia Roberts y el brasileño Felipe, es decir, el señor Bardem. Entre campos de arroz por los que las campesinas trabajan con la única ayuda de sus búfalos de agua, esta ciudad, epicentro cultural y artístico de la isla, ya era un secreto a voces entre los viajeros desde mucho antes de que Come, reza, ama la hiciera mundialmente famosa. Es por sus alrededores por donde puede recordarse a la actriz norteamericana avanzando en bici entre los arrozales, y es también aquí donde los fans de la película acuden hoy sin falta a buscar la clínica-restaurante de la curandera Wayan Nuriasih, ya sea para reponer fuerzas con los menús cargados de vitaminas que despacha, para darse un masaje tradicional o hacerse un chequeo médico a la balinesa.
Igualmente el sanador y vidente Ketut al que acude la protagonista existe realmente, y no será tampoco difícil dar con su consultorio, donde se rodaron algunas escenas de la película, para que el anciano le averigüe el futuro leyendo en la palma de la mano.
Para seguir emulando a Julia Roberts, nada como alquilar una bicicleta para pedalear por los alrededores de Ubud pero, eso sí, con cuidado, que la forma de conducir de los locales tiene poco que ver con la placidez que rezuma entera la isla y no siempre el que le atropella a una es un verdadero Javier Bardem. Otros escenarios son el pueblito de Banjar Nyuh Kuning y el de Pengosekan, famoso por sus artistas, el Monkey Forest Park y el Mercado de Ubud por el que pasea del brazo con su amor brasileño, así como la costa de Jimbaran y Uluwatu.
La espiritualidad de la isla es tan real que la película difícilmente habría podido dar con un emplazamiento más acorde. Amén de su barbaridad de templos hinduistas a los que a diario familias y hasta pueblos enteros acuden en peregrinación con sus ofrendas, en cada hogar hay un templo menor con el que honrar a los dioses. Estos son atendidos sin falta por las mujeres de la casa, que, entre sus tareas cotidianas, tienen la de preparar bien de mañana los primorosos platillos con flores y comida que desperdigan por el suelo con el fin de que los malos espíritus queden saciados y no se ceben con su familia.
Cada balinés, en función de su casta, su lugar de origen o su profesión, está ligado como mínimo a una decena de dioses, y a todos ellos habrá de atender en su templo correspondiente, donde a la tríada sagrada de Brahma, Shiva y Vishnú se suman los dioses de los volcanes, los más poderosos del panteón balinés, y las diosas de los muchos lagos que adornan los relieves más bucólicos de la isla. Hasta la acción más insignificante del día a día está inspirada por fuerzas sobrenaturales en la que desde siempre se ha conocido como “la isla de los dioses” y, también, gracias a la enternecedora amabilidad de sus gentes, como “la sonrisa de Oriente”.
GUÍA PRÁCTICA
Cómo llegar
Estancias al más alto nivel a través de UpperClass (www.viajesupperclass.com) o Atlántida Viatges (www.atlantidaviatges.com).
Cuándo ir
Se puede ir perfectamente todo el año, aunque las temperaturas más agradables se dan durante la estación seca, entre abril y octubre.
Cómo moverse
Hay abundante oferta tanto para contratar excursiones organizadas como para alquilar un coche, una moto y hasta una bici con los que desplazarse por libre y a precios nada prohibitivos, como casi todo en la isla.
Dónde dormir
La lista de hoteles sublimes es inmensa, pero imprescindibles en este viaje son el Maya Ubud (mayaubud.com), cuyo restaurante y premiado spa frecuentó Liz Gilbert cuando vivía en Bali, o los dos Four Seasons (fourseasons.com), en los que se alojaron Julia Roberts con su familia al completo, Javier Bardem y otros miembros del equipo durante del rodaje.
Dónde comer
En Ubud es fácil dar con instituciones como el popular Nomad así como otros más elegantes como el Cafe des Artistes, el Indus, el Three Monkeys o el archigalardonado Mozaic. Pero no habrá que marcharse sin probar el menú multivitaminas de Wayan Nuriasih, la curandera y amiga de Liz.
No dejes de…
Presenciar alguna de las historiadas ceremonias que se celebran prácticamente a diario en algunos de sus mil y un templos hinduistas, no perderse el llamado “templo de los monos”, el archifotografiado de Tanah Lot o los más remotos de Besakih y Uluwatu, así como el viejísimo pueblo de Tenganan, el lago Batur, por supuesto Ubud y sus alrededores tan rurales, los regateos en sus tiendas y mercados -a rebosar de estilosísimas artesanías a muy buen precio e incluso exclusivos diseños en las de Seminyak-, y, claro, también unos días de playa: la de Kuta, si se busca ajetreo y mucha vida nocturna, o menos bullangueras, las de Nusa Dua o Jimbaran.