Horizontes de lavanda en la Provenza, la cuna del Chanel nº5
Con el estreno de la primavera nos escapamos a esta tierra que cautiva por los aromas de sus campos de flores, el encanto de sus pueblos románicos y la luz del sur de Francia. La misma que embelesó a maestros como Renoir, Cézanne y Picasso y que te dosificamos en una ruta de seis aperitivos.
Son muchos los pequeños pueblos de la Provenza que despiertan las ganas de vivir, y por eso nada resulta más recomendable que dejarse llevar por la intución y el capricho y, si el tiempo lo permite, parar y hacer un picnic de pan y queso fresco en cualquiera de sus pintorescos rincones.
ARLES Una buena opción para descubrir la región, siempre paralela a la Costa Azul, es empezar el recorrido por el este, concretamente en Arles, famosa entre otras muchas cosas por sus impresionantes ruinas romanas. Si los baños de Constantino son un buen ejemplo del esplendor de la época, el anfiteatro pasa por ser uno de los mejor conservados de Francia, donde en verano se celebran unas afamadas corridas de toros.
AVIGNON No muy lejos queda esta fascinante ciudad del sur de Francia que la Unesco ha declarado Patrimonio de la Humanidad. Su monumental palacio de los Papas habla a gritos de la naturaleza guerrera de la Iglesia de la época. Una fortaleza gótica de diez torres que, por su tamaño, casi hace pequeña a la catedral y que esconde tras sus gruesos muros unos magníficos tapices gobelinos en su sala de Banquetes. No hay que marcharse de Avignon sin contemplar con detalle su magnífico puente sobre el Ródano y tomar un aperitivo en la plaza de l’Horloge, centro social de la ciudad, plagada de animados cafés, terrazas y un tiovivo de 1900.
AIX-EN-PROVENCE Un poco más hacia el sur se encuentra la capital de la Provenza, una elegante ciudad de arboladas avenidas, deliciosas placitas y fuentes monumentales; atractivos a los que se suma el agua termal. Conviene descubrir sus encantos siguiendo la ruta de Cézanne, su hijo más emblemático, además de la forma más artística de no perderse nada.
GRASSE Más adelante, y rodeada de campos de lavanda, jazmín y rosas, aparece la silueta recortada de Grasse, la capital del perfume desde el siglo XVI, cuyo Museo Internacional del Perfume da muestras de su importancia en la historia de Francia.
SAINT PAUL DE VENCE Siempre rumbo al este se llega a Saint Paul de Vence, un pequeño pueblo fortificado que aún conserva toda la esencia medieval en su adoquinado casco histórico. En él residió toda una plétora de pintores, de Matisse a Chagall, de Renoir a Modigliani, pero también directores y estrellas del cine, como Yves Montand, Romy Schneider, Roger Moore o Tony Curtis, que cayeron rendidos ante tanta belleza inalterable.
ÉZE Y por fin se alcanza Éze, prodigio de la luz provenzal y un perfecto ejemplo del genio creativo de la Provenza. Tiendas gourmet y galerías de arte salpican su casco antiguo con una maestría envidiable, sin duda el lugar ideal para hacer compras y acabar el viaje con la mejor de las sensaciones.
CÓMO LLEGAR Los aeropuertos internacionales de Marsella y Niza son las mejores opciones para llegar a la Provenza. Iberia www.iberia.com y Air France www.airfrance.es ofrecen vuelos directos desde Madrid y Barcelona a estas ciudades.
DÓNDE DORMIR En Aix en Provence, en el hotel Villa Gallici (villagallici.com), donde la suntuosidad de su decoración y lo sofisticado de su ambiente se plasma en mil detalles. En Saint Paul de Vence, en el Hotel le Mas de Pierre (lemasdepierre.com), una villa privada con un frondoso jardín construido sobre un acantilado. Las vistas desde lo alto del Château de la Chèvre d’Or (chevredor.com), en Èze, resultan impresionantes, como lo son sus instalaciones y, sobre todo, su spa, perfecto para desconectar y renovarse.
DÓNDE COMER En Saint Paul de Vence, en La Colombe d’Or (a-colombe-dor.com), un capricho gastronómico pero también una lección de arte, ya que de las paredes de este legendario restaurante, que también es hotel, cuelgan joyas de prestigiosos artistas como Braque, Matisse o Picasso. Rodeado de campos de lavanda y a medio camino entre los Alpes y el mar, La Bonne Etape (bonneetape.com), en Château Arnoux, es un romántico y refinado establecimiento donde la simplicidad de su cocina despierta los sentidos por la calidad de sus ingredientes y la maestría de su chef.
No te pierdas Un recorrido por los pueblos colgados, les villages perches, que rodean al mazizo de Luberon; un conjunto arquitectónico y paisajístico inolvidable que discurre entre profundos barrancos de espectacular belleza y donde cuelgan diminutas poblaciones de piedra, como Apt, Rousillon, Bonnieux, Village de Bories y Fontaine-de-Vaucluse.