Lugares imprescindibles en Irlanda
Viajamos por esta esquina de Europa en la que caben todas las leyendas del mundo, todas las tonalidades del color verde y una larga lista de lugares mágicos para soñar.
CASTILLOS DE OTRA ÉPOCA
El de Cahir, en el condado de Tipperary; el de Blarney, en el de Cork; el de Ashford, en Galway... Casi en cualquier condado de Irlanda se puede encontrar un castillo, porque estas tierras están salpicadas de ellos. Algunos son viejas y románticas ruinas de antiguas fortalezas, como el de Rock of Cashel, otros han sido convertidos en hoteles de cinco estrellas, como Dromoland Castle Hotel, un buen sitio para desde aquí explorar la zona de Limerick y Galway; o el de Waterford, situado en su propia isla privada. Por su enclave, como modelos de edificación inexpugnable, por ser testigos de batallas legendarias, guardadores de secretos inconfesables, morada de piratas y fantasmas y memoria en piedra de la historia de Irlanda, cada uno en su estilo resulta fascinante.
TEMPLE BAR, UN MÍTICO EN DUBLÍN
La cara más alegre y animada de Dublín resuena en su barrio insignia: Temple Bar, sanctasantórum de la cerveza negra, el whiskey y la música folk. En esta madeja de encantadoras calles medievales no hay esquina sin pub, ni pub sin Guinness tirada con toda la ciencia del buen irlandés. Músicos callejeros y cientos de jóvenes de todas las nacionalidades se reúnen, sobre todo, en el pub que toma prestado el nombre del barrio, The Temple Bar Pub, el más fotografiado, pero también en otros imprescindibles, como Mulligans, que tiene fama de servir la mejor Guinness de Irlanda, Palace Bar y Oliver St. John Gogarty, célebre por las sesiones de música.
ACANTILADOS DE MOHER, DE VÉRTIGO
En el condado irlandés de Clare, en la costa oeste de Irlanda, los acantilados de Moher no son un lugar apto para quienes sufran de vértigo. En medio de un impresionante paisaje natural se alzan a lo largo de ocho kilómetros estos gigantes de piedra que se alzan a más de 200 metros sobre el océano Atlántico. Se puede disfrutar de ellos en barco o a pie para apreciar los entrantes y salientes del mar en la pared rocosa de la línea de costa.
PENÍNSULA DE DINGLE, LA ESQUINA DE EUROPA
Irlanda está repleta de lugares asombrosos, pero la península de Dingle es realmente imprescindible. Su extremo, Slea Head, se considera el punto más occidental de Europa. Y tanto la naturaleza como la mano del hombre muestran aquí su mejor cara: calas, montañas, pueblos pesqueros, pastos que caen hasta el mar, antiguas fortificaciones…