Este fin de semana a … Medellín, un lugar con historia

El reciente descubrimiento de todo un teatro romano bajo la ladera del cerro de su castillo es una excusa perfecta para una escapada a esta villa situada en un pronunciado meandro del río Guadiana, entre Don Benito y Mérida, donde la historia ha dejado algunos vestigios de su esplendor.

por hola.com
 Al mismo tiempo que uno se encuentra con el Guadiana se divisa el castillo que parece, todavía hoy, cuidar del poblado y vigilar el puente de piedra. Casi sin darse cuenta se cruza éste, mientras las aguas del río siguen corriendo con la misma parsimonia que hace miles de años. Dejado atrás ya se está en Medellín.

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Acaso lo mejor sea empezar desde lo más alto, subir hasta el castillo, disfrutar de unas espléndidas vistas y contemplar desde allí, señalándolos con el dedo, como si se tuviera delante un mapa real, los lugares que se van a recorrer: el teatro romano, las iglesias, la plaza, la playa fluvial...

Un camino empedrado zigzaguea cerro arriba hasta llegar a la fortaleza. Ya en época de los árabes este bastión dominaba el enclave, pero a mediados del siglo XIV fue arrasado por las huestes de don Pedro I el Cruel. Pocos años después, el infante don Sancho de Castilla lo reedifica. Hoy perdura un doble perímetro amurallado con numerosos cubos y torreones, imponentes arcos y adustas portadas que protegen un patio de armas. Una vez recorrido el castillo, contempladas las generosas vistas del río, la villa y la comarca y localizados los cercanos hitos, lo que toca es desandar el camino.

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A tiro de piedra, abajo mismo, se muestra magnífico y recién excavado, encajado en la ladera del altozano, todo un teatro romano de dimensiones algo menores que el de Mérida y construido por esas mismas fechas. Su hallazgo y su buen estado de conservación han sorprendido a los arqueólogos del yacimiento. En un inocente ejercicio de imaginación se puede evocar a aquellos actores que, allá por el siglo I, representaban a Plauto mientras caía la tarde, ante un público heterogéneo y ruidoso.

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Fue el cónsul Quinto Cecilio Metello quien instaló su campamento en estos parajes en el año 79 a.C. durante las guerras sertorianas, dando origen de este modo a una importante colonia romana. El paso del Guadiana era clave en la vía que unía Córdoba con Mérida; aunque, poco después, la pujanza de la cercana Emerita Augusta marcaría el declive de Metellinum.

En la misma ladera, junto a las excavaciones, hay que detenerse, si no se ha hecho al subir, en la iglesia de Santiago. Originaria del siglo XIII y edificada en piedra, aloja el Centro de Interpretación del Parque Arqueológico de Medellín. A muy pocos pasos uno se topa con otra iglesia, la de San Martín, también del siglo XIII y de similar estructura y fábrica. En su sacristía se conserva la recia pila granítica en la que fue bautizado Hernán Cortés, el hijo más ilustre de la villa.

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Abandonada ya la histórica colina hay que adentrarse en la villa. Antes de llegar a la plaza de Hernán Cortés se halla la iglesia de Santa Cecilia y ya en la amplia plaza del mismo nombre se levanta el monumento a Hernán Cortés, en el que el conquistador se muestra con aire arrogante, enarbolando un estandarte. Preside la plaza la Casa Consistorial, de porte herreriano. Como vestigio de la vieja muralla se conserva apenas los cimientos de un torreón cuadrangular de la Puerta Coelli. Un breve paseo lleva, entre mansiones solariegas y modestas casas populares, hasta el cercano río.

Conocida en la comarca como la playa de Medellín, la orilla del Guadiana más cercana al pueblo permite contemplar de nuevo la imagen recortada del altozano coronado por el castillo o detenerse a contar los veintiocho arcos que sostienen el puente de piedra por el que ha iniciado la visita. Ya fueron conscientes los romanos de la importancia de este paso, pero durante la Edad Media quedó destruido. Hasta que fue vuelto a construir en 1630. La obra, de sillares regulares de cantería y de tiempo de los Austrias, es la que hoy aún perdura. Mientras se descansa a orillas del río hay que mirar cómo bajan mansas y caudalosas las aguas del viejo Guadiana, como lo lleva haciendo el viejo puente de piedra desde hace muchos, muchos años.

GUÍA PRÁCTICA

Dónde dormir

Quinto Cecilio
[ Medellín, quintocecilio.es]. Su privilegiada situación y sus incomparables vistas casi lo convierten en otra visita obligada. Pero es, además, un delicioso hotel rural.

Vegas Altas
[Don Benito, hotelvegasaltas.com]. Funcional hotel con instalaciones y prestaciones muy superiores a las tres estrellas que le califican. Cuenta con ochenta habitaciones cómodas y espaciosas, restaurante y piscina.

Cortijo Santa Cruz [Villanueva de la Serena, hotelcortijosantacruz.es]. Antiguo cortijo extremeño del S. XIX exquisitamente restaurado. Cuenta con 48 habitaciones. Spa, golf, tenis, pádel, piscinas y restaurante.

Dónde comer

Quinto Cecilio [Medellín, quintocecilio.es]. Aúna la gastronomía autóctona con la nueva cocina. Las vistas desde el comedor son espectaculares.

Adolfo Castro [Don Benito, restauranteadolfocastro.com]. Cocina de autor y creativa.

Becada [Don Benito, becadafood.es]. Restaurante casual donde podrás raciones o arroces y fideuás en su punto.

Más información
Turismo de Medellín, turismodemedellin.weebly.com.

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NO DEJES DE…
Resulta inevitable acercarse a Mérida [consorciomerida.org]. Está apenas a unos cuarenta kilómetros de Medellín y su conjunto monumental es Patrimonio de la Humanidad. A unos diez kilómetros de Mérida se halla el Parque Natural de Cornalvo, magnífico ejemplo de dehesa de encinar y alcornocal y que conserva una presa romana. Y a pocos kilómetros al sur se pueden visitar las Termas Romanas de Alange, hoy día un moderno balneario.

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