Desde el Palacio de Tatoi en el que vivió de niña a las dos catedrales en las que se celebró su boda o la Acrópolis. Un recorrido por los lugares que han marcado su vida en su Grecia natal.
Desde el monte Licabeto sonaron un 2 de noviembre de hace ahora 76 años los veintiún cañonazos que anunciaban el nacimiento del primer hijo de los príncipes herederos de Grecia, el apuesto Pablo y la joven Federica. Una niña de nombre Sofía que vino al mundo en el pequeño palacio de la zona residencial de Psijicó en el que residían, a pocos kilómetros del centro de la capital.
Desaparecido ya ese palacio, el recorrido que sigue los pasos de Doña Sofía por Atenas continúa en el hoy Palacio Presidencial, en aquel tiempo Palacio Real donde, el 9 de enero de 1939, la niña sería bautizada. Dos años después, la Familia Real se vio obligada a abandonar el país cuando la Segunda Guerra Mundial llegó a Grecia, y no sería hasta 1946 cuando regresaran. Como la casa de Psijicó se encontraba un tanto deteriorada, el palacio de Tatoi, a 15 kilómetros al norte de Atenas, se convertiría en su lugar de residencia la mayor parte del año, un lugar muy alejado del protocolo del Palacio Real, donde la la joven Sofía montaba a caballo y compartía juegos con sus hermanos Constantino e Irene y con sus compañeras de colegio.
El ruinoso palacio de Tatoi se encuentra inmerso en un gran bosque de unas 16.800 hectáreas que se expande en la ladera sur del monte Parnetha. Un paraíso natural con lagos de agua cristalina, aves, musgo de un verde intenso y un profundo olor a naturaleza en cuyos jardines están enterrados sus padres y gran parte de sus recuerdos de juventud.
De su boda con el entonces príncipe Juan Carlos, futuro Rey de España, el 14 de mayo de 1962, un año después de que ambos se conocieran en la boda de los duques de Kent, fueron testigos los muros de tres lugares, donde se celebraron las ceremonias católica, civil y ortodoxa: la Catedral de San Dionisio Areopagita; el Palacio Real -que acogió en sus jardines también el banquete- y la Catedral Metropolitana de Atenas, respectivamente.
Tras su boda, la Princesa Sofía —pronto convertida en Princesa de España— seguiría haciendo escapadas frecuentes a su país de origen hasta 1967, cuando tuvo lugar el golpe de Estado en Grecia. Regresaría en 1998 en su primer viaje oficial para visitar, junto a Don Juan Carlos, el Palacio Real, el mismo en el que ella había vivido de pequeña, la Escuela de Enfermeras y Puericultura en la Fundación Mitera, donde estudió en su juventud, y el palacio de Tatoi, donde descansan sus padres y todos los reyes y miembros de la familia real griega. Desde aquel viaje hasta hoy son más frecuentes los viajes de Doña Sofía a la capital griega, ya sea para asistir a grandes acontecimientos culturales, como los Juegos Olímpicos de 2004, o la más reciente de 2011, cuando visitó la Acrópolis. Una tierra que no olvida y que lleva en su corazón.
Si quieres seguir descubriendo la ciudad natal de la Reina Sofía este Top 10 te dará una idea de sus imprescindibles:
La Acrópolis El conjunto monumental que aglutina lo alto de la roca sagrada, impulsado en el siglo V a.C por el estadista Pericles y el arquitecto Fidias, es motivo suficiente para visitar Atenas.
El Ágora Antigua Fue el centro comercial, político, administrativo y social de la vieja Atenas. Su Templo de Hefestos presume de ser el mejor conservado de la Antigüedad.
El barrio de Plaka De estrechas y tortuosas callejas en las faldas de la Acrópolis, este barrio está lleno de tabernas, terrazas, tienditas y ambiente.
Las vistas desde el Monte Lycavittos Se puede subir caminando o en funicular hasta esta colina con fabulosas vistas de Atenas, con la Acrópolis en frente.
El Museo Arqueológico Nacional Para muchos, el museo más importante de Atenas. Un auténtico escaparate a las artes de la Antigüedad clásica.
El templo de Zeus Olímpico Evocadoras ruinas del que fuera el mayor templo de Grecia, dedicado al dios de todos los dioses. A su lado, el también monumental Arco de Adriano.
La Plaza Syntagma El corazón de la ciudad, donde se alza el Parlamento y la Tumba del Soldado Desconocido.
La colina Filopappos Sus alturas exhiben preciosas vistas sobre la Acrópolis, amén del monumento de Filopappos o la llamada Prisión de Sócrates.