En busca del oro rojo este fin de semana en Consuegra
La recogida de la flor, la monda, la molienda, la degustación… El ritual de la fiesta de la Rosa del Azafrán anima a una escapada para conocer la esencia manchega y de paso una localidad cuya silueta dibujan un castillo y un puñado de molino donde es fácil imaginar la hazaña más sonada del héroe cervantino.
Cuesta creer que el cerro Calderico, en plena llanura manchega, fuera hace miles de años un cementerio de calamares, tan lejos del mar como se encuentra, pero la historia tiene esas cosas y este otero es testigo privilegiado de lo que aquí sucedió desde tiempos prehistóricos. El castillo es antiguo, de origen árabe dicen; los molinos, de esa otra época, el siglo XVI, en la que, a falta de agua, aquí se apostó por transformar el trigo en harina.
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Por eso es a lo alto donde hay que subir nada más llegar a la villa. Primero, para tomar perspectiva y entender la magia de La Mancha en toda su dimensión; después, para iniciar un viaje en el tiempo que discurre por la antigua Komsava, la Consaburum romana, la Qusubra islámica, la Consocra medieval y la Confuebra del Siglo de Oro antes de llegar a la actual Consuegra.
En el castillo, la historia la cuentan sus piedras, y los fines de semana, durante las visitas teatralizadas, sus protagonistas. Animan el recorrido juglares, monjes, campesinos, los nobles que decidieron sobre el futuro del único hijo del Cid Campeador y los caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén, que, puesto el castillo en sus manos, lo convirtieron en capital de un extenso priorato; y hasta los propios visitantes, que, sin esperarlo, acaban con una espada en la mano y luchando en una batalla contra el enemigo.
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Después de más de 350 años de construcción interrumpida, ampliaciones, reformas, voladuras y desamortizaciones, el edificio sigue hoy dando fe de su carácter inexpugnable. Conserva vestigios de tres castillos diferentes, y el recorrido por él descubre varios aljibes, galería, ermita, sala capitular, torre albarrana, terrazas y pasos de ronda convertidos en miradores privilegiados.
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Con el castillo se alinean los molinos que, más de cerca, nadie confundiría con gigantes, como sí lo hizo el más ilustre de los caballeros, Don Quijote de La Mancha. Es fácil imaginarse a sus puertas el desigual encuentro entre ambos, aunque en la actualidad se miren con los ojos de Sancho gracias a que, después de décadas en el olvido, unos locos contemporáneos se empeñaron en recuperar su memoria.
Todos tienen su apodo vinculado al Quijote: el Rucio, el Caballero del Verde Gabán, el Chispas… y el Bolero, que acoge una oficina de turismo y es uno de los cinco que conservan su mecanismo completo. El Sancho Panza es uno de los principales protagonistas de la Fiesta de la Rosa del Azafrán que tiene lugar el último fin de semana de octubre. Sus aspas se orientan y la fuerza del viento mueve la enorme piedra que muele el trigo y, una vez convertido en harina, se reparte entre los visitantes durante la llamada Molienda de la Paz.
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La fiesta tiene también otros reclamos, como el certamen gastronómico, donde los consaburenses elaboran diferentes especialidades de cocina popular manchega; los concursos de monda de la rosa del azafrán, que consisten en separar el azafrán de la flor, en los que se premia la habilidad y destreza del concursante para extraer la máxima cantidad de azafrán en el tiempo más corto posible y, por supuesto, con la mayor limpieza; el festival folklórico. Y, junto al ambiente festivo, están los protagonistas de la fiesta, los azafraneros recogiendo en los campos de azafrán la flor para mondarla después en sus casas junto a su familia, de tal manera que también puede ser un buen momento para adquirir en oro rojo de la mejor calidad a un precio bastante asequible.
Ya a los pies del cerro Calderico, Consuegra es un pueblo típicamente manchego, con la Plaza de España como centro y a su alrededor un conjunto de calles de trazado medieval a las que se asoman antiguas casonas señoriales rematadas con escudos nobiliarios y rejerías de hace varios siglos e iglesias como la del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, con su portada en mármol blanco.
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Desde la plaza se puede tomar la calle del Arco para pasear, como hacen los consaburenses, por la nueva zona de esparcimiento de la ciudad creada en torno al río Amarguillo, el mismo que les amargó la vida en el siglo XIX por una riada. O también redescubrir antiguos oficios visitando alguno de los talleres de forja toledana, talla en piedra, cuero, alfarería, restauración de antigüedades o cestería que mantienen viva la tradición artesanal de una localidad que llegó a contar en su mejor época con más de 40 alfares. Pero para rematar la tarde, nada como ver caer el sol sobre la colina donde reinan los gigantes con aspas y despedir el día imaginando, con esta impresionante crestería de fondo, la hazaña más sonada del héroe cervantino.
GUÍA PRÁCTICA
Dónde dormir
LA VIDA DE ANTES (lavidadeantes.com). Casona manchega del siglo XIX con patio acristalado y rincones repletos de detalles, encanto y elegancia. Organizan exposiciones, cursos, conciertos…
LOS PATRIZIOS (lospatrizios.com). Cinco apartamentos, algunos dúplex, de 70 m2 en una casona reconstruida con los materiales originales.
Dónde comer
GAUDY (Tel.665 67 48 97). Cocina moderna de base tradicional con los mejores productos del mercado y presentaciones muy cuidadas. Terraza en un típico patio manchego, ideal para rematar la sobremesa con un gin tonic.
EL ALFAR (restaurantealfar.com). Recetas típicas manchegas en un antiguo taller de alfareros del siglo XIX.
LAS PROVINCIAS (restaurantelasprovincias.com). Cocina de temporada con sabor castellano-manchego y ligeros toques andaluces.
No dejes de…
Llevarte a casa algunos de los apreciados productos locales: hojaldres y mazapanes, vino, aceite de la D.O. Montes de Toledo y, por supuesto, el mejor azafrán del mundo.
Más información
TURISMO DE CONSUEGRA, turismodeconsuegra.com
Si te interesa Toledo no te pierdas:
- Un paseo con Almodóvar por los cigarrales
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Por eso es a lo alto donde hay que subir nada más llegar a la villa. Primero, para tomar perspectiva y entender la magia de La Mancha en toda su dimensión; después, para iniciar un viaje en el tiempo que discurre por la antigua Komsava, la Consaburum romana, la Qusubra islámica, la Consocra medieval y la Confuebra del Siglo de Oro antes de llegar a la actual Consuegra.
En el castillo, la historia la cuentan sus piedras, y los fines de semana, durante las visitas teatralizadas, sus protagonistas. Animan el recorrido juglares, monjes, campesinos, los nobles que decidieron sobre el futuro del único hijo del Cid Campeador y los caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén, que, puesto el castillo en sus manos, lo convirtieron en capital de un extenso priorato; y hasta los propios visitantes, que, sin esperarlo, acaban con una espada en la mano y luchando en una batalla contra el enemigo.
Después de más de 350 años de construcción interrumpida, ampliaciones, reformas, voladuras y desamortizaciones, el edificio sigue hoy dando fe de su carácter inexpugnable. Conserva vestigios de tres castillos diferentes, y el recorrido por él descubre varios aljibes, galería, ermita, sala capitular, torre albarrana, terrazas y pasos de ronda convertidos en miradores privilegiados.
Con el castillo se alinean los molinos que, más de cerca, nadie confundiría con gigantes, como sí lo hizo el más ilustre de los caballeros, Don Quijote de La Mancha. Es fácil imaginarse a sus puertas el desigual encuentro entre ambos, aunque en la actualidad se miren con los ojos de Sancho gracias a que, después de décadas en el olvido, unos locos contemporáneos se empeñaron en recuperar su memoria.
Todos tienen su apodo vinculado al Quijote: el Rucio, el Caballero del Verde Gabán, el Chispas… y el Bolero, que acoge una oficina de turismo y es uno de los cinco que conservan su mecanismo completo. El Sancho Panza es uno de los principales protagonistas de la Fiesta de la Rosa del Azafrán que tiene lugar el último fin de semana de octubre. Sus aspas se orientan y la fuerza del viento mueve la enorme piedra que muele el trigo y, una vez convertido en harina, se reparte entre los visitantes durante la llamada Molienda de la Paz.
La fiesta tiene también otros reclamos, como el certamen gastronómico, donde los consaburenses elaboran diferentes especialidades de cocina popular manchega; los concursos de monda de la rosa del azafrán, que consisten en separar el azafrán de la flor, en los que se premia la habilidad y destreza del concursante para extraer la máxima cantidad de azafrán en el tiempo más corto posible y, por supuesto, con la mayor limpieza; el festival folklórico. Y, junto al ambiente festivo, están los protagonistas de la fiesta, los azafraneros recogiendo en los campos de azafrán la flor para mondarla después en sus casas junto a su familia, de tal manera que también puede ser un buen momento para adquirir en oro rojo de la mejor calidad a un precio bastante asequible.
Ya a los pies del cerro Calderico, Consuegra es un pueblo típicamente manchego, con la Plaza de España como centro y a su alrededor un conjunto de calles de trazado medieval a las que se asoman antiguas casonas señoriales rematadas con escudos nobiliarios y rejerías de hace varios siglos e iglesias como la del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, con su portada en mármol blanco.
Desde la plaza se puede tomar la calle del Arco para pasear, como hacen los consaburenses, por la nueva zona de esparcimiento de la ciudad creada en torno al río Amarguillo, el mismo que les amargó la vida en el siglo XIX por una riada. O también redescubrir antiguos oficios visitando alguno de los talleres de forja toledana, talla en piedra, cuero, alfarería, restauración de antigüedades o cestería que mantienen viva la tradición artesanal de una localidad que llegó a contar en su mejor época con más de 40 alfares. Pero para rematar la tarde, nada como ver caer el sol sobre la colina donde reinan los gigantes con aspas y despedir el día imaginando, con esta impresionante crestería de fondo, la hazaña más sonada del héroe cervantino.
GUÍA PRÁCTICA
Dónde dormir
LA VIDA DE ANTES (lavidadeantes.com). Casona manchega del siglo XIX con patio acristalado y rincones repletos de detalles, encanto y elegancia. Organizan exposiciones, cursos, conciertos…
LOS PATRIZIOS (lospatrizios.com). Cinco apartamentos, algunos dúplex, de 70 m2 en una casona reconstruida con los materiales originales.
Dónde comer
GAUDY (Tel.665 67 48 97). Cocina moderna de base tradicional con los mejores productos del mercado y presentaciones muy cuidadas. Terraza en un típico patio manchego, ideal para rematar la sobremesa con un gin tonic.
EL ALFAR (restaurantealfar.com). Recetas típicas manchegas en un antiguo taller de alfareros del siglo XIX.
LAS PROVINCIAS (restaurantelasprovincias.com). Cocina de temporada con sabor castellano-manchego y ligeros toques andaluces.
No dejes de…
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