Este fin de semana… la magia otoñal de Ordesa
Con la cumbre pirenaica más emblemática como guía, el Monte Perdido, hay que adentrarse en lo más profundo para descubrir sus bellísimas cascadas. A su alrededor, la atracción son los pueblos de piedra de apretado caserío y aires medievales los que despuntan en el relieve montañés.
No hay duda, Ordesa es el valle favorito a la hora de empezar a recorrer el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Desde lejos, su espectacular belleza de roca y bosques se muestra abiertamente con un simple golpe de vista. Pero además, es el de más renombre de los cuatro que lo conforman: éste y Pineta, tallados por los hielos glaciales, y Escuaín y Añisclo, con profundos cañones fluviales.
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A las puertas mismas de la montaña y a un paso del cielo, pueblos como Torla, Oto, Viu, Linás, Broto, Fanlo, Nerín y Sercué, entre otros, bordean el parque nacional levantando su sobria arquitectura en las laderas, ya que los escasos terrenos llanos del valle siempre se reservaron para las pequeñas huertas de sustento familiar.
Después de haber dejado en ruta el pueblo de Torla, que ejerce de puerta de Ordesa, y la entrada al valle de Bujaruelo, por el que discurre un salvaje río Ara, del que es tributario el Arazas, se alcanza la pradera de Ordesa, punto de partida de esta ruta y donde se localiza el área de aparcamiento.
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La imponencia de los hayedos que cubren densamente las laderas, entre los que asoman abetos, prepara para lo grande: un extraordinario valle de origen glaciar que corta los Pirineos desde la fronteriza cima del Monte Perdido. Su visible forma en U es la prueba evidente de que una larguísima lengua glaciar descendió hace millones de años desde lo más alto de las montañas que superan los tres mil metros y talló este magnífico valle.
Frecuentado por científicos y pirineistas, Ordesa ha acogido en sus relieves desde el siglo XIX importantes expediciones. Hoy, con la misma ilusión por descubrir lo más recóndito de este valle, senderistas y montañeros se calzan las botas para, en unas tres horas, caminar hasta el circo de Soaso. Como acompañantes, la belleza de los hayedos que se atraviesan y la infinidad de magníficas cascadas que, como escalones, tallaron los hielos, y por los que ahora el Arazas se deleita con filigranas de agua.
El esfuerzo tiene su recompensa final en el impresionante anfiteatro de piedra donde el hielo del glaciar se acumulaba. Hoy es un magnífico paraje natural en cuyas praderas brotan las flores de montaña a comienzos del verano. Sobre él asoma la cumbre del Monte Perdido, de cuyos hielos perpetuos se desprende la hermosa cascada de la Cola de Caballo repartiéndose en mil hilos de plata en lo más recóndito del circo de Soaso.
Los más montañeros emprenden la subida a Soaso, o bien el retorno hasta la pradera de Ordesa por la faja de Pelay. Se trata de un sendero prendido en lo más alto del valle que promete vistas vertiginosas del mismo; así como el encuentro con alguno de sus moradores más montaraces, como el rebeco.
De vuelta al valle del Ara, Torla pasa por ser uno de los pueblos más llamativos de los Pirineos. Recortado contra la peña Mondaruego, ha sabido conservar la esencia arquitectónica de sus grandes casas con puertas blasonadas y culminadas por tejados de pizarra sobre los que yerguen chimeneas troncocónicas rematadas por el característico espantabrujas del alto Aragón y guiños artísticos como algunas ventanas góticas. Detalles de raíces medievales que definen el apretado trazado urbano, alrededor de una sobria iglesia con aires de fortificación asomada sobre el río Ara.
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En el valle de Broto, al pie del barranco de Sorrosal, el pueblo de Linás de Broto luce una hermosa hechura arquitectónica ya en la distancia, rodeado de prados ganaderos en uso. Las mismas trazas de casas recias, torres de iglesias que parecen fortalezas y tejados de gran pendiente se mantienen en Viu de Linás, mientras en algunos, como Fragén, todavía hay plazas empedradas.
La capital del valle la ostenta Broto, que entre su amalgama de casas tradicionales y modernas destaca su iglesia gótica de bonita portada románica. A su vez conserva la Casa del Valle, una torre defensiva donde se guardaban los documentos reguladores del ancestral aprovechamiento ganadero del valle y los acuerdos establecidos con el vecino valle francés de Barèges.
Frente al pueblo en una colina se distingue Oto, que atrae no solo por su ubicación privilegiada sino por sus viviendas señoriales, su torre defensiva y su iglesia mozárabe o por el singular calvario situado en la entrada norte, en el que se contemplan peculiares tallas de piedra de cabezas humanas y símbolos fálicos.
Asín de Broto también conserva una singularidad arquitectónica, la de su exconjuradera, una pequeña capilla empleada para ahuyentar las temibles tormentas de estas montañas que fueron fuente de leyendas y creencias mágicas y que, sin embargo, hoy son uno de los parajes naturales más sobresalientes de toda una cordillera.
GUÍA PRÁCTICA
Cómo llegar
Huesca, la capital provincial, se halla a 100 km de la pradera de Ordesa. Existe un gran aparcamiento en la pradera, pero en temporada alta el acceso en vehículo privado está limitado desde Torla; cada 15-20 minutos un servicio de autobuses lanzadera une ambos puntos, situados a ocho kilómetros de distancia.
Dónde dormir
Villa de Torla (Torla. hotelvilladetorla.com). Una confortable base a un paso del valle de Ordesa.
La Torre de Oto (Oto. latorredeoto.com). Vivienda rural situada en una torre defensiva del siglo XV.
Casa de San Martín (San Martín de Solana. casadesanmartin.com). Coqueto hotel rural que ocupa un imponente caserón de piedra de elegante carácter rústico.
Dónde comer
Casa Frauca (Sarvisé. casafrauca.com). Su cocina hecha a fuego lento es un referente gastronómico pirenaico. El hotel en el que se ubica es una casa modernista con cierto aire romántico.
El Rebeco (Torla. Tel. 974 48 60 68). En él se disfruta tanto de la buena mesa como de hacerlo en el interior de una casa pirenaica.
Pradas (Broto. hotelpradasordesa.com). Especialidades locales.
¿Quieres comocer más sobre Ordesa?
- Ordesa, en busca del paraíso perdido
SI BUSCAS UN PLAN PARA OTOÑO NO TE PIERDAS NUESTRAS PROPUESTAS:
- Otoño con las botas puestas por la sierra de Guadarrama
- Aquí sí hay playa (y desierto), Maspalomas para este otoño
- El Castañar de El Tiemblo, el mejor bosque de otoño
- Otoño sí o sí, en pareja
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A las puertas mismas de la montaña y a un paso del cielo, pueblos como Torla, Oto, Viu, Linás, Broto, Fanlo, Nerín y Sercué, entre otros, bordean el parque nacional levantando su sobria arquitectura en las laderas, ya que los escasos terrenos llanos del valle siempre se reservaron para las pequeñas huertas de sustento familiar.
Después de haber dejado en ruta el pueblo de Torla, que ejerce de puerta de Ordesa, y la entrada al valle de Bujaruelo, por el que discurre un salvaje río Ara, del que es tributario el Arazas, se alcanza la pradera de Ordesa, punto de partida de esta ruta y donde se localiza el área de aparcamiento.
La imponencia de los hayedos que cubren densamente las laderas, entre los que asoman abetos, prepara para lo grande: un extraordinario valle de origen glaciar que corta los Pirineos desde la fronteriza cima del Monte Perdido. Su visible forma en U es la prueba evidente de que una larguísima lengua glaciar descendió hace millones de años desde lo más alto de las montañas que superan los tres mil metros y talló este magnífico valle.
Frecuentado por científicos y pirineistas, Ordesa ha acogido en sus relieves desde el siglo XIX importantes expediciones. Hoy, con la misma ilusión por descubrir lo más recóndito de este valle, senderistas y montañeros se calzan las botas para, en unas tres horas, caminar hasta el circo de Soaso. Como acompañantes, la belleza de los hayedos que se atraviesan y la infinidad de magníficas cascadas que, como escalones, tallaron los hielos, y por los que ahora el Arazas se deleita con filigranas de agua.
El esfuerzo tiene su recompensa final en el impresionante anfiteatro de piedra donde el hielo del glaciar se acumulaba. Hoy es un magnífico paraje natural en cuyas praderas brotan las flores de montaña a comienzos del verano. Sobre él asoma la cumbre del Monte Perdido, de cuyos hielos perpetuos se desprende la hermosa cascada de la Cola de Caballo repartiéndose en mil hilos de plata en lo más recóndito del circo de Soaso.
Los más montañeros emprenden la subida a Soaso, o bien el retorno hasta la pradera de Ordesa por la faja de Pelay. Se trata de un sendero prendido en lo más alto del valle que promete vistas vertiginosas del mismo; así como el encuentro con alguno de sus moradores más montaraces, como el rebeco.
De vuelta al valle del Ara, Torla pasa por ser uno de los pueblos más llamativos de los Pirineos. Recortado contra la peña Mondaruego, ha sabido conservar la esencia arquitectónica de sus grandes casas con puertas blasonadas y culminadas por tejados de pizarra sobre los que yerguen chimeneas troncocónicas rematadas por el característico espantabrujas del alto Aragón y guiños artísticos como algunas ventanas góticas. Detalles de raíces medievales que definen el apretado trazado urbano, alrededor de una sobria iglesia con aires de fortificación asomada sobre el río Ara.
En el valle de Broto, al pie del barranco de Sorrosal, el pueblo de Linás de Broto luce una hermosa hechura arquitectónica ya en la distancia, rodeado de prados ganaderos en uso. Las mismas trazas de casas recias, torres de iglesias que parecen fortalezas y tejados de gran pendiente se mantienen en Viu de Linás, mientras en algunos, como Fragén, todavía hay plazas empedradas.
La capital del valle la ostenta Broto, que entre su amalgama de casas tradicionales y modernas destaca su iglesia gótica de bonita portada románica. A su vez conserva la Casa del Valle, una torre defensiva donde se guardaban los documentos reguladores del ancestral aprovechamiento ganadero del valle y los acuerdos establecidos con el vecino valle francés de Barèges.
Frente al pueblo en una colina se distingue Oto, que atrae no solo por su ubicación privilegiada sino por sus viviendas señoriales, su torre defensiva y su iglesia mozárabe o por el singular calvario situado en la entrada norte, en el que se contemplan peculiares tallas de piedra de cabezas humanas y símbolos fálicos.
Asín de Broto también conserva una singularidad arquitectónica, la de su exconjuradera, una pequeña capilla empleada para ahuyentar las temibles tormentas de estas montañas que fueron fuente de leyendas y creencias mágicas y que, sin embargo, hoy son uno de los parajes naturales más sobresalientes de toda una cordillera.
GUÍA PRÁCTICA
Cómo llegar
Huesca, la capital provincial, se halla a 100 km de la pradera de Ordesa. Existe un gran aparcamiento en la pradera, pero en temporada alta el acceso en vehículo privado está limitado desde Torla; cada 15-20 minutos un servicio de autobuses lanzadera une ambos puntos, situados a ocho kilómetros de distancia.
Dónde dormir
Villa de Torla (Torla. hotelvilladetorla.com). Una confortable base a un paso del valle de Ordesa.
La Torre de Oto (Oto. latorredeoto.com). Vivienda rural situada en una torre defensiva del siglo XV.
Casa de San Martín (San Martín de Solana. casadesanmartin.com). Coqueto hotel rural que ocupa un imponente caserón de piedra de elegante carácter rústico.
Dónde comer
Casa Frauca (Sarvisé. casafrauca.com). Su cocina hecha a fuego lento es un referente gastronómico pirenaico. El hotel en el que se ubica es una casa modernista con cierto aire romántico.
El Rebeco (Torla. Tel. 974 48 60 68). En él se disfruta tanto de la buena mesa como de hacerlo en el interior de una casa pirenaica.
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