48 horas en Munich, más allá de la Oktoberfest

Su famosísima Fiesta de la Cerveza atrae cada año, ella solita, a millones de visitantes. Una buena oportunidad para escaparse a la capital de Baviera y perderse por su coquetísimo casco histórico y su buen puñado de museos de renombre internacional.

por ELENA DEL AMO

VIERNES
Marienplat
A diferencia de otras grandes ciudades, donde uno no sabe bien por dónde empezar, en Múnich hay poca duda posible: Marienplatz, la plaza alrededor de la cual gira todo su compacto casco histórico. La primera imagen de esta coqueta ciudad en las inmediaciones de los Alpes será los casi cien metros de fachada del Ayuntamiento Nuevo, uno de sus iconos más reconocibles. Es protagonista indiscutible de las idas y venidas por la ciudad vieja y, desde luego, de esta plaza esencial. Animada a todas horas, Marienplatz es testigo de cuanto importante acontece por estos pagos: sobre sus empedrados se instalan desde las terrazas del verano hasta los puestos del primoroso mercadillo navideño.

VER GALERÍA

Para abrier boca nada mejor que la panorámica de Marienplatz que ofrece el Glockenspiel Café (cafe-glockenspiel.de). Allí mismo se podría cenar, aunque será mejor enfrentarse a una cena bávara en toda regla en Ratskeller (ratskeller.com), en los bajos del Ayuntamiento. Y si antes de volver apetece tomar una copa tranquila, en la plaza de Odeonplatz abre sus puertas el histórico Café Tambosi (tambosi.de) así como el estilosísimo Schumman’s (schumanns.de), favorito de la gente guapa.

SÁBADO
Explorando el casco antiguo
Ya con todo el día por delante, habrá que volver a Marienplatz para verla en su mejor ambiente y asomarse a los grandes monumentos del casco histórico. Ahora sí se podrá subir a la torre del Ayuntamiento –y en ascensor– para admirar las vistas, aunque la panorámica que ofrecen las alturas de la vecina iglesia de St. Peter es todavía mejor. Eso sí, para asomarse a ella habrá que subir casi 300 peldaños a pie.

VER GALERÍA

A pasos escasos de St. Peter, el imprescindible mercado de Viktualienmark, con sus puestos de frutas y flores pulcramente ordenadas, de mermeladas caseras o embutidos alemanes, atesora también infinidad de cafés y chiringuitos en los que hacer un alto para probar unas salchichas weisswurst acompañadas de alguna de las cervezas por las que Múnich es mundialmente famosa.Callejeando habrá de buscar la plaza de St. Jakobs, donde las vanguardistas hechuras de la nueva Sinagoga y el Museo Judío contrastan con el caserío medieval entre el que se esconde el Museo de la Ciudad o Stadtmuseum. Y, virando hacia la comercial Sendlingerstrasse, no habrá que perderse el exceso barroco de la iglesita de Assamkirche antes de poner rumbo hacia las peatonales y a rebosar de tiendas Kaufingerstrasse y Neuhauserstrasse, donde se levanta St. Michael, otra de las iglesias más bonitas de la ciudad.

VER GALERÍA

Muy cerca, el famoso doble campanario de la catedral o Frauenkirche, a cuya torre hay que subir combinando el ascensor con unos muy llevaderos 86 escalones para asomarse a otra de las mejores panorámicas. A su alrededor podrá optarse por comer en el puramente bávaro Andechser am Dom (andechser-am-dom.de), antes de continuar el paseo por las más elegantes calles peatonales de Theatinerstrasse y Residentzstrasse, de la que parte la exclusiva Maximilianstrasse, con las más elitistas tiendas de moda. A su vera, la imponente fachada del Teatro de la Ópera y, sobre todo, la Residencia, el palacio de la dinastía de los Wittelsbach, que gobernara en Baviera hasta la Primera Guerra Mundial.

VER GALERÍA

Los grandes museos y Schwabing
Tras visitar la iglesia de Theatinerkirche y cruzar la animadísima plaza de Odeonplatz para echar un vistazo a los jardines de Hofgarten, los apasionados al arte habrán de tomar una decisión, ya que la barbaridad de museos de primera que suma la ciudad hace que sea imposible poderlos ver todos en un fin de semana. En las inmediaciones de la plaza de Köningsplatz se alzan la Glyptotheca, las Colecciones de Arte Antiguo, la Galería Lenbachhaus, las tres grandes pinacotecas de Múnich y el Museo Brandhorst.

VER GALERÍA

Y para rebajar semejante dosis de cultura se impone una cena en Schwabing, el antaño barrio bohemio que fuera conocido como el Montmartre de Baviera. Muchas de sus fachadas art-nouveau han sido restauradas, mientras que el bullicio estudiantil de la vecina universidad se concentra por la plaza de Münchner Freiheit, desde la que enfilar hacia callejuelas como Feilitzschstrasse u Occamstrasse para elegir entre su variada densidad de restaurantes.

VER GALERÍA

DOMINGO
Palacios, tecnología, deporte o el universo BMW
En función de las horas de que se disponga podrá optarse por acercarse a conocer el palacio barroco de Nymphenburg, que fue la residencia de verano de los gobernantes del Reino de Baviera y rodeado de un gran parque; o encaminarse hacia alguno de los grandes museos que no dio tiempo a ver el día anterior o hacia el también visitadísimo Deutsches Museum, de los mejores del mundo de ciencia y tecnología. Los apasionados del deporte y los grandes coches tienen desde luego una cita con la espectacular arquitectura de Olympiapark, el Parque Olímpico construido para los Juegos de 1972, junto a cuyas instalaciones abren sus puertas el Museo BMW, en el que hacer un recorrido por el pasado, el presente y el futuro de esta elitista firma bávara de coches o, casi mejor, el BMW Welt, un vanguardista espacio al estilo del Guggenheim de Bilbao en el que, en lugar de obras de arte, se exhiben sus últimos modelos de coches y motos. Los locos del fútbol también podrán dedicarle unas horas al Allianz Arena, uno de los estadios más bonitos del mundo. 

VER GALERÍA

VER GALERÍA

GUÍA PRÁCTICA

Cómo moverse
El transporte público es excelente, con posibilidad de adquirir un billete (mvv-muenchen.de) para uno -desde 12,20 €- o tres días -desde 28,20 €- con el que usar ilimitadamente el metro, el tranvía y el cercanías . El centro habrá que recorrerlo a pie o, en bici, muy popular en Múnich.

Dónde dormir
Con un toque fresco y divertido, la cadena Motel One (motel-one.com). Con mucho estilo, los dos L'Hotello (hotello.de) del barrio de Schwabing y los de la cadena Leonardo (leonardo-hotels.es). Y entre los mejores de la ciudad, desde el clásico Bayerischer Hof (bayerischerhof.de) hasta el sofisticado Mandarin Oriental (mandarinoriental.com) o el personalísimo Anna Hotel (annahotel.de).

Dónde comer
Junto a las más célebres cervecerías, para probar la cocina típica de Baviera el Ratskeller (ratskeller.com), en los bajos del Ayuntamiento; el siempre concurrido Andechser am Dom (andechser-am-dom.de) o el famoso Haxnbauer (kuffler.de), con el mejor codillo de la ciudad. Para descansar de las consistentes y carnívoras especialidades locales: Hugo's Pizza Bar Lounge (hugos-pizza.de), favorito entre la gente guapa, o el japonés Emiko (louis-hotel.com) del hotel Louis o el vanguardista Nektar (nektar.de).

VER GALERÍA

Ocio nocturno
A menos que se busquen discotecas o clubs –tan exclusivos como P1 (p1-club.de) –, en Munich es más habitual tomar una copa no demasiado tardía en locales llenos de glamour como Schumann's Bar (schumanns.de) o Lenbach (Ottostrasse, 6). Alter Simpl (eggerlokale.de) es todo un clásico de reminiscencias literarias.

Compras
El recuerdo más típico son las historiadas jarras de cerveza de cerámica, que se pueden adquirir, sobre todo, en las tiendas de la Orlandostrasse. En la peatonal Kaufingerstrasse podrá encontrarse desde moda hasta ropa deportiva. Y para firmas de élite, la aristocrática Maximilianstrasse.

VER GALERÍA