La Sierra de Gredos para más o menos osados

Este rotundo murallón de piedra anima, ya desde muy lejos, a trepar por su accidentado relieve, aunque también tiene reservados muchos otros rincones que no requieren ningún esfuerzo, como disfrutar de un baño en las pozas de sus ríos de montaña. Cualquier opción es válida en este espacio natural protegido.

by hola.com Nadie duda de que la Sierra de Gredos es una de las señas de identidad de Ávila y la que reúne las cumbres más elevadas del Sistema Central. Aunque vista desde los valles que perfilan su alargada silueta granítica la montaña parece casi inaccesible, existen varias alternativas para alcanzar su quebrado corazón montañoso. El valle del Tiétar es una de ellas, aunque descartado por su desnivel, lo mejor es decidirse por la aproximación más clásica: la que tiene como punto de partida el pueblo de Hoyos del Espino.

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Nada más tomar la carretera que lleva a la Plataforma, límite de la circulación rodada, uno se encuentra con la Casa del Parque ‘Pinos Cimeros’ donde, además de comprar algún recuerdo natural de la zona, hay que hacer parada para conocer las diferentes rutas que se pueden realizar en el accidentado relieve de Gredos. Dos de ellas tienen como protagonistas el agua y la roca, otras dos descubren la grandiosidad de la montaña, las que tienen como meta el pico Almanzor y el Circo de Gredos y la Laguna Grande, enmarcada por unas cumbres que parecen juguetear con el cielo.

Doscientos metros más adelante por la carretera de la Plataforma, y justo antes de cruzar un puente sobre el río Tormes, se debe tomar un camino de arena, ancho y firme para alcanzar Valdeascas y Las Chorreras, dos zonas de baño en pozas naturales con el agua de este río encajonada entre rocas. En solo quince minutos desde donde se deja el coche, el sendero paralelo al río finaliza en la zona de charcas de Valdescasas, ideal para tomar un baño y extender la toalla en las lajas de granito del cauce. Entre piornos y retamas discurre el camino a Las Chorreras, otra de las zonas clásicas para refrescarse. Si la primera gana por las rocas, ésta lo hace por sus aguas menos frías. Y como la parada pinta de lo más familiar, nada mejor que disfrutar emulando a Tarzán en el parque de cuerdas que se localiza entre ambas zonas, y de paso, liberar adrenalina.

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Un poco más adelante queda otro paseo de agua y granito, el que sigue al río Barbellido buscando el Charco de las Paredes. Hay dos opciones para llegar a él, o bien se deja el coche en el kilómetro 6, a la altura del puente de Juntas, o se toma, unos metros antes, la carretera comarcal que finaliza en Navacepeda de Tormes. Después de 5 kilómetros, aparece el remanso natural de agua más impresionante, por lo profundo y lo variado del entorno, de esta vertiente septentrional de Gredos.

Una vez en la Plataforma, donde existe un aparcamiento, es hora de hacer ejercicio y calzarse las botas para emprender dos de las rutas más habituales por estos lares, bien sea trazando un círculo con cumbre en el Morezón, a 2.592 m. de altitud, o poniendo rumbo al Circo y a la Laguna Grande. Ambas excursiones, de nivel medio de dificultad y unas seis horas de recorrido cada una, discurren en su primer tramo por la misma trocha real -construida para comodidad de Alfonso XIII y su séquito, que por aquí venían a cazar-, en dirección al Prado de las Pozas y a lo alto de la zona conocida como los Barrerones, donde tras una hora y cuarto de marcha por el tramo más duro y después de haber bebido agua en la fuente de los Cavadores, llamada así por que ahí descansaban los lugareños que hacían los agujeros para los neveros del verano, los caminos se separan.

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Si se busca una buena panorámica solo hay que continuar hasta el mirador o bajar a la gran laguna glaciar, en cuyas aguas frías y transparentes se reflejan las altas cumbres que enmarcan el Circo de Gredos: el pico Almanzor, Risco de la Ventana, Los Tres Hermanitos, Cuchillar de las Navajas y El Sagrao. Pero otra opción es mirar hacia el sur y coger la cuerda del Cuento que, después de una suave ascensión, lleva al techo más alto de toda la zona oeste del Circo: el Morezón, una cumbre mágica con unas vistas que dejan en evidencia lo agreste de la naturaleza de este Parque Regional. El camino de vuelta pasa por un lugar llano conocido como Navasomera donde, tras atravesar el riachuelo, se alcanza el Prado de las Pozas. De regreso y, a la altura de la Casa del Parque, hay que volver a hacer parada, esta vez en el acogedor bar La Galana, donde espera una tapa para los esforzados caminantes. Se llama Almanzor y es, sin duda, todo un invento culinario.

GUÍA PRÁCTICA

Dónde dormir

El Milano Real [Hoyos del Espino, elmilanoreal.com]. Este chalet con vistas a Gredos es un refugio ideal para urbanitas que buscan la tranquilidad del campo. Suites temáticas y un magnífico spa.
Parador de Gredos [Navarredonda de Gredos, parador.es]. Es el primer parador que tuvo la red, inaugurado por el rey Alfonso XIII. Aislado y con estupendas vistas de la sierra de Gredos. En su restaurante se degustan los platos más tradicionales de la zona.
La Casa de Arriba [Navarredonda de Gredos, casadearriba.com]. Un jardín centenario rodea esta casona solariega del siglo XVII. Recetas recuperadas de varias generaciones en su restaurante.

Dónde comer

El Milano Real [Toleo, s/n, Hoyos del Espino, tel. 920 34 91 08, elmilanoreal.com]. La innovadora cocina de este restaurante goza de gran prestigio en la zona.
Galayos [Ctra. de El Barco de Ávila, s/n, Hoyos del Espino, tel, 920 34 90 14, galayos.net]. Patatas revolcones, judías de El Barco y carnes asadas en horno de leña. También dispone de un hotel rural.

Más información…
Fundación Patrimonial Cultural de Castilla y León, patrimonionatural.org.

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NO DEJES DE…
Visitar en la cercana Navacepeda de Tormes el espectacular Pozo de las Paredes. Un poco más lejos queda el bien conservado caserío de El Barco de Ávila, con sus famosos judiones. Si se tiene más tiempo hay que bajar hasta el calle del Tiétar para conocer el Puerto del Pico, con su calzada romana; Mombeltrán con su castillo; Arenas de San Pedro, con su rico patrimonio histórico y la cercana Cueva del Águila, y Candeleda, rodeada de un exuberante paisaje en el que crecen una vegetación y unos cultivos propios de tierras más meridionales.

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