48 horas en… Viena

La antigua capital de uno de los imperios más extensos y poderosos del mundo tiene la virtud de impresionar. En apariencia todo es muy antiguo y señorial pero solo hay que fijarse un poco para descubrir cómo la modernidad bien entendida ha impregnado esta ciudad desde principios del siglo XX sin alterar, sin embargo, sus señas de identidad.

por hola.com
VIERNES
Casco antiguo (4 hs)
Lo más recomendable en un viaje a Viena es ir directamente a su corazón, a la ciudad vieja. Allí hay dos centros neurálgicos que reclaman la atención. El Palacio Imperial o Hofburg y la Catedral. Entre los dos, multitud de plazas y callejuelas cuajadas de tiendas y sorpresas donde perderse para terminar sentados en un precioso café. Lo mejor es ir picoteando según lo que vaya pidiendo el cuerpo. El Palacio donde vivió Sissi es inmenso y aunque se le dedicasen un par de días no serían suficientes para conocer todos sus museos y secretos. Por ello, no queda más remedio que escoger. Los mitómanos no saldrán desilusionados de una visita al Tesoro donde se guardan las coronas y los símbolos del poder del Imperio o el museo dedicado a Sissi. Los amantes del arte siempre encuentran una disculpa para volver a la Albertina, famosa por sus exposiciones temporales.



Vale la pena reservar unos minutos para pasear por el Volksgarten, uno de los jardines más hermosos de la ciudad que el Emperador Francisco José dedicó a su pueblo. Después solo hay que seguir el instinto que seguro lleva a una calle como Bankgasse, donde descubrir una decena de suntuosos palacios para luego aparecer en Kohlmarkt, famosa por la Loos Haus, que introdujo la arquitectura racionalista en la ciudad pero, sobre todo, donde se concentran muchas tiendas que se prolongan por Graben, Kärtner Strasse y otras muchas callejuelas.

Es importante llegar descansado y despierto a la Catedral, ya que la sorpresa que espera en el interior es mayúscula, en especial al atardecer, cuando un juego de luces nos traslada a los tiempos en los que el paso de los rayos de sol a través de sus vidrieras se transformaba en el más suntuoso de los espectáculos. Al salir, es muy posible encontrarse casi por casualidad ante la casa de Mozart. Se puede entrar o seguir el hilo del tiempo por las callejuelas del barrio judío donde terminar emocionándose ante el monumento que Rachel Whiteread ha creado en memoria de las víctimas del Holocausto. Después hay que buscar el Danubio. En este caso, un canal que al atardecer se llena de mil colores e invita a subir hasta el piso 18 del hotel Sofitel, desde donde se domina gran parte de la ciudad, incluido ese huidizo Danubio Azul en la lejanía.



SÁBADO
Museos (4 hs)
Hay docenas de museos increíbles en la capital austriaca, pero si solo se pudiera elegir uno ese sería, sin duda, el Kunshistorisches, que se podría traducir como Museo de la Historia del Arte pero que es mucho más. Allí se guardan docenas de obras maestras de artistas como Durero o Brueghel El Viejo, incluso de Velázquez hay verdaderas maravillas, pero también hay inmensos tesoros de arte antiguo procedentes de Grecia o Egipto. Aunque la gran sorpresa es descubrir esas colecciones de objetos raros que los emperadores fueron adquiriendo a lo largo de los siglos.



Si se viaja con niños quizás vale la pena acercarse al Museo de Historia Natural, donde se mantiene una forma de estudiar los animales de forma enciclopédica que se ha perdido en el resto del mundo, aunque si se tiene un tiempo limitado y se prefiere el arte contemporáneo, es preferible cruzar la calle y adentrarse en los antiguos establos imperiales, hoy transformados en el Museum Quartier. Una vez más se puede pasar al menos todo un día explorando este insólito barrio. Lo esencial es el MUMOK o Museo de Arte Moderno, que esconde una de las mayores colecciones de arte contemporáneo en Europa, y el Museo Leopold, esencial para conocer la obra de artistas como Klimt, Egon Schiele o Kokoschka.

Tarde de compras (2 hs)
Después, nada mejor que un almuerzo ligero en alguno de los restaurantes del mismo MQ para luego tomar el pulso a la nueva moda austriaca, con docenas de tiendas curiosas. Se encuentran tanto dentro del complejo como en las callejuelas posteriores, en lo que se conoce como Neubau, el barrio alternativo de Viena. A solo unos pasos queda Mariahilferstrasse, la gran calle comercial de la ciudad.

Para redondear la tarde nada mejor que acercarse al cercano Naschmarkt, perfecto para picar alguna especialidad austriaca entre puestos de flores mientras se admiran dos de los edificios en estilo jugendstil (modernista) más emblemáticos de Viena, incluida esa Majolica Haus (Casa de Porcelana) diseñada por el gran Otto Wagner.

DOMINGO
De palacio en palacio (4-6 hs)
Quien haya comprado entradas puede empezar la mañana en el Capilla del Palacio de Hofburg, donde cada domingo se pueden escuchar a los Niños Cantores de Viena. Desde allí, en un metro salpicado de estaciones diseñadas por el mismísimo Otto Wagner, se llega al Palacio de Schönbrunn, la viva imagen de esa Viena imperial de postal donde se puede dar un paseo por el inmenso jardín cuajado de fuentes y caprichos o explorar los suntuosos aposentos reales buscando las huellas de la Emperatriz Isabel, que vivió aquí con sus hijos.



Después de una pausa en uno de los cafés del mismo Schönbrunn, otro trayecto en metro conduce al Palacio del Belvedere, la grandiosa residencia que se hizo construir a principios del siglo XVIII el Príncipe Eugenio de Saboya, el hombre más rico y poderoso del Imperio en su época. En realidad son dos palacios unidos por un conjunto de jardines. En la actualidad albergan las colecciones del Museo de Arte Austriaco y las exposiciones que se organizan entorno a estas obras. Aquí se puede ver el famoso Beso de Gustav Klimt, el gran pintor que revolucionó el arte de principios del siglo XX.



GUÍA PRÁCTICA

Cómo moverse
La forma más rápida de trasladarse al centro es a través del CAT (City Airport Train), que tarda 16 minutos hasta la Estación S-Bahn de Wien Mitte. También a través del Tren Rápido S7 que llega hasta Landstrasse en 26 minutos. Hay siempre que convalidar los billetes antes de subirse. Dentro de la ciudad lo más cómodo y económico es adquirir una tarjeta de transporte de 24, 48 y 72 horas.

Dónde dormir
A través de wien.info/es/hotels se puede encontrar todo tipo de hoteles y reservar directamente. Entre los establecimientos de cinco estrellas destacan clásicos como el Sacher (sacher.com) o el Imperial (luxurycollection.com/imperial) pero también rabiosamente contemporáneos como el Sofitel Vienna Stephansdom (sofitel.com) o Le Méridien Vienna (lemeridien.com/vienna). Entre los hoteles de cuatro estrellas destacan los cinco de la cadena NH (nh-hotels.com) y los dos de Eurostars (eurostarshotels.com).

Dónde comer
En restaurantes gastronómicos como el Anna Sacher (Philharmonikerstraße 4), Le Loft (Praterstraße 1) o Mraz & Sohn (Wallensteinstraße 59), pero también en las económicas Beisl o tabernas típicas o en los heurigen o bodegas donde saborear los típicos Wiener Schnitzel y probar vinos locales elaborados con las uvas que se cultivan dentro del municipio. En el mismo centro destacan Bitzinger's Augustinerkeller (Augustinerstraße 1), Bastei Beisl (Stubenbastei 10) o Figlmüller (Wollzeile 5/Bäckerstraße).

Ocio nocturno
Viena es una muy divertida. Los sótanos del puente sobre el que pasa el metro de la avenida del Gürtel se han transformando en una arteria vital para la vida nocturna de los jóvenes y aunque le han salido muchos competidores en otros barrios, la zona entre Rabensteig y Seitenstettengasse (el Triángulo de las Bermudas) sigue siendo un punto de referencia en la vida nocturna vienesa. En plan tranquilo nada supera al bar en el piso 18 del Hotel Sofitel.

Más información
Turismo de Viena, vienna.info/es/ y Turismo de Austria, austria.info/es/